Celebración por el centenario de la Escuela Nº 3 de Zapala

Estoy emocionado, feliz de estar, feliz de que esté toda la comunidad educativa; feliz con las historias, con las anécdotas. Yo también soy producto de la educación pública. Tuve la oportunidad de hacer la escuela primaria en el colegio salesiano Don Bosco de la capital neuquina; el jardín de infantes en El Conejito, la escuela secundaria en la escuela José de San Martín y luego estudiar la carrera de Contador Público Nacional en la Universidad Nacional del Comahue.

Estoy leyendo un libro que dice que las capacidades que tenemos cada uno, asociadas a la disciplina, construyen la conducta. Yo quiero contarles que desde el primer año del secundario, en los primeros días, en el primer mes, ya había tenido una discusión con mis padres, ellos querían que yo vaya a un colegio mixto y, en el colegio Don Bosco en el cual había hecho la primaria, el secundario era solamente masculino, y ellos –insisto- querían que vaya a un colegio mixto, para empezar a interrelacionarme con las mujeres. No olvidemos que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer; y detrás de una gran mujer hay una fila de hombres esperando. Bueno, entonces, se viene ese diálogo con mis padres y comienzo el secundario en el Colegio San Martín de Neuquén y, en el primer mes, en los primeros sesenta días, tuve que vivir un hecho doloroso; la partida de un gran amigo, que aún hoy me sigue acompañando desde arriba, y en esa pre adolescencia cometí un error que generó 20 amonestaciones.

Era el mes de marzo o abril y quedaba todo el resto del año con sólo un crédito de 5 amonestaciones más; si te expulsaban perdías el año, seguro que si hubiese pasado eso yo no estaría acá. Así que mis padres que me habían sacado del Colegio Don Bosco y me habían llevado a la escuela José de San Martín –ahora- contra mi voluntad quería que yo salga porque no iba a poder aguantar los siete u ocho meses que restaban del año sin que me pongan más de 5 amonestaciones.

Yo dije que sí. Y me acuerdo que todos los días que llegaba, para no tener problema, me sentaba en la primera fila, así que fueron diez meses de mucha disciplina. Y uno lo que uno ve acá es una gran familia, que hay amor, que hay camiseta, la misma del primer día, cuando la familia Trannack, entrega al vecindario un terreno; cuando se hace una colecta para poder construir un salón; cuando con un avión mecánico, este hombre libera sus sueños, inclusive lo deja por escrito, y dice “aunque tuviese que chocar quiero liberar mis sueños y quiero cruzar la Cordillera de los Andes”. Y decide en sus últimos deseos que después de fallecer quería quedar acá en Zapala, abrazando la causa porque ya tiene la identidad neuquina.

Neuquinos somos todos: los que nacimos y decidimos entregar nuestra vida, formar una familia, y hacer grande Zapala, Neuquén provincia; y aquellos que vinieron de otra provincia y encontraron una oportunidad y decidieron entregar su vida a la raíz neuquina. Ambos dos vamos construyendo y fortaleciendo esta provincia.

Cuando entraba me acerqué a una mujer que, capaz que ya se fue, y me dijo “acá estamos envejeciendo”, una maestra. Quiero decirle a ella y a cada uno de ustedes que si hoy nosotros tenemos una oportunidad es por todo lo que ustedes hicieron y lo principal que nos dieron ustedes, el principal legado, es que nos han enseñado como transitar la vida. Los valores son los que nos deben guiar, el amor, el respeto, el coraje, la responsabilidad, la solidaridad.

Esto es lo que, en esta acción de la política, que es una acción de servicio –como dijo Soledad (Martínez)- son precisamente los valores. Y queremos que toda la sociedad los viva, los sienta y los transpire en el lugar que esté cada uno. Cada uno hace la patria, hace la ciudad y la sociedad. El empleado público provincial, municipal y nacional, el intendente, el gobernador, el maestro, la directora, el obrero, el gastronómico, el camionero, el integrante del Ejército, de la Policía, todos y entre todos. Se ha hecho mucho, dijo recién la autoridad de Educación, y hay mucho por fortalecer. Estoy convencido que entre todos, juntos podemos mucho más y esa es la única manera de devolver con coherencia lo que todos ustedes han hecho. En la educación y en la escuela el centro son ellos los alumnos, está la estructura, está la actitud de amor y de servicio de los maestros de enseñar.

Aquí chicos, vienen a aprender -como dice el Papa Francisco- tres cosas. Aquí les van enseñar el lenguaje del trabajo, el lenguaje de las manos; les van a enseñar el lenguaje de pensar, el lenguaje de la cabeza; y les van a enseñar los maestros que son los segundos papás que tienen después de vuestros padres en cada casa, en la familia, les van a enseñar el lenguaje del amor, el lenguaje del corazón y a ser felices.

Los maestros son nuestra guía, nos van a dar esos valores los que me dieron a mí en la familia y en la escuela, que nos van a permitir crecer y desarrollarnos. Nadie crece y se desarrolla de la mano de la droga y el alcohol, del alcohol y la droga. El factor del desarrollo es el trabajo y el trabajo de ustedes hoy es estudiar. De la mano del trabajo van a poder crecer y desarrollarse, formar un familia y ser felices.

Nosotros, con los maestros, trabajamos todos los días, como esta escuela que vamos a construir, como un jardín de infantes que vamos a hacer, como esta escuela de música que a partir del 1 de julio en forma conjunta con la municipalidad empieza a funcionar: vamos a fortalecer con equipamiento, con infraestructura, con profesores y maestros a la educación. La educción, los alimentos y la energía es la base del desarrollo de un pueblo. Y la educación lo que nos da es la libertad de soñar. Nos da la posibilidad de la igualdad de oportunidades, por eso me pareció muy importante como titularon acá: “Escuela Nº 3 Teniente Aviador Luis Cenobio Candelaria. Un siglo de vida institucional.

Hoy se cumple un siglo no de Historia, un siglo de vida porque lo que cada uno le ha metido a esta institución, cada alumno, cada director, cada maestro, cada intendente, el actual y el que está atrás, Edgardo (Sapag) que ha empujado y fortalecido esta institución así como todos los demás lo hicieron: es la vida misma, es la esencia de los valores que tenemos que seguir transpirando y contagiando para hacer cada día cada día más grande Zapala y nuestra provincia.

Yo estoy feliz de haber podido venir hasta aquí y Mario () decía de lunes a sábado, y eso es bueno. El trabajo es salud pero hay que respetar y dejar un espacio para fortalecer la célula de cada pueblo que es la familia: la familia es el corazón.

Tuve la oportunidad de ser durante cuatro años secretario de la Cámara de Diputados de la Provincia. Con Marité (Berbel) y Eduardo () que están acá. El secretario de la Legislatura tiene todo el escenario, pero hay algo importante que no puede hacer: no puede hablar. Hay 35 diputados hablando, se tiran, se suben, se bajan, hay momentos de amor, de confrontación y el secretario no puede hablar y un día hizo un gesto y un diputado le pidió al Presidente de la Cámara que era Jorge Sapag, se trató de un gesto de desagrado sobre algo que se había dicho allí en el recinto. Siempre lo recuerdo y fueron cuatro años en los que nunca pude hablar; fueron cuatro años en los que aprendí muchísimo mirando y escuchando, escuchando y mirando el verdadero sentir y pensar del pueblo neuquino representado en esa caja de resonancia que es la Legislatura con esos 35 diputados. Fue una experiencia magnífica para mí y que me dio mucho crecimiento.

A pocas horas que disfrutemos de los dos siglos de vida de nuestra querida patria y a muy pocos días de que podamos disfrutar de un nuevo aniversario de Zapala, yo les pido que esta noche a las 12 de la noche, yo esta noche tenía que estar en Tucumán con el Presidente (Mauricio Macri) y los gobernadores y, he decido viajar a la madrugada para poder estar en mi ciudad y en mi provincia para que desde ahí, ustedes desde cada ciudad de la provincia, ustedes aquí en Zapala, nosotros en el Ruca Che de Neuquén, todos poder entonar las estrofas del himno nacional argentino a las 12 de la noche. Que no haya un solo zapalino, un solo neuquino ni un solo argentino dormido, que estén todos despiertos porque la sociedad lo quiere, necesita y reclama es la unidad de todo el pueblo neuquino y argentino. Feliz siglo de vida institucional.