Productores de Chos Malal apuestan a la producción de cashmere

Se realizaron dos jornadas para socializar la información existente entre instituciones de investigación, ONGs, organizaciones de productores y artesanas, y diferentes estamentos de los Estado nacional y provincial para construir una propuesta que fortalezca la cadena de valor y la economía de la región.

Expertos analizan la producción, cosecha, procesado y comercialización de esta fibra de selección, que tendría un potencial estimado de 10 millones de pesos. Durante dos jornadas la Casa de la Cultura de Chos Malal recibe a más de cincuenta expertos regionales, nacionales, familias productoras y artesanas de la región.

El norte del Neuquén se caracteriza por la producción de chivitos para carne, reconocida a través de una Denominación de Origen. Año tras año, la proporción de fibra pegada al cuerpo de esos caprinos conocida como cashmere, se pierde en el recambio de pelo durante los meses de octubre a diciembre. Un nicho de mercado selecto para esta fibra especial podría ofrecer un interesante ingreso extra a 1.500 familias productoras, monto que los especialistas calculan que ronda los 10 millones de pesos.

Es por ello que el gobierno provincial, a través del ministerio de Desarrollo Territorial, la municipalidad de Chos Malal y el INTA apuesta a mejorar la cadena de valor del cashmere y su desarrollo mediante el primer Foro Nacional que se desarrolla hoy y mañana en Chos Malal.

Carlos Reising, jefe de la Agencia de Extensión Rural Chos Malal, dependiente de la Estación Experimental Bariloche, explicó que el objetivo de la actividad es “socializar la información existente entre todos los que hemos trabajado hasta el momento en las diferentes etapas de la cadena de valor, instituciones de investigación, ONGs, organizaciones de productores y artesanas, y diferentes estamentos de los Estados nacional y provincial, para que en conjunto, y a partir de las oportunidades existentes, construir una propuesta que fortalezca la cadena de valor y la economía de la región”.

“El cashmere es la capa más pegada al cuerpo, se vuela todos los años, por lo que se aprovecha poco. Sin embargo, es un recurso económico válido con gran potencial para complementar la tradicional y reconocida producción de chivitos de la región”, precisó.

Reising dijo que “a diferencia de mercados de fibras tradicionales como el caso de la lana, donde el mercado es conocido y transparente estipulándose el precio de acuerdo a determinados parámetros de calidad, con grandes volúmenes mundialmente comercializados anualmente, en el caso del cashmere eso no es tan así. Es una fibra especial de alta calidad, liviana, suave, con gran capacidad de aislamiento y un nicho mundialmente reducido. Los principales países reconocidos como productores de cashmere son China, Mongolia e Irán”.

“Sin embargo nuestra región posee un gran potencial de producción de ésta fibra que podría volcarse a mercados regionales, nacionales e internacionales a través del agregado de valor, tanto industrial como artesanalmente. Hay mucho por hacer”, explicó el ingeniero del INTA.

Para María Rosa Lanari, expositora en las Jornadas y experta de la EEA Bariloche en el tema, “la experiencia que se está desarrollando con los productores caprinos ha mostrado un crecimiento progresivo. A través del mejoramiento de la práctica productiva se ha llegado a obtener un cashmere de alta calidad que incluso ha respondido muy bien a pruebas industriales”.

El cashmere fue identificado por primera vez por Luis Scaraffía (técnico del proyecto caprino en la Agencia INTA Zapala) en 1992. Él realizó los primeros relevamientos y muestreos de fibras. La producción se inició en 2004 luego de introducir los peines, originarios de Mongolia.

Se puede obtener por esquila, como ocurre con la lana de oveja, o a través del peinado. Si bien ambas técnicas son posibles, podrían plantearse usos complementarios para la obtención de fibra de mayor calidad. Esto, junto a la actividad artesanal textil mediante la producción de prendas emblemáticas, podría agregar valor, generar trabajo y mejorar la rentabilidad del sistema.

El cashmere neuquino es de alta calidad, similar al que se produce en Asia central, y presenta una gama de colores naturales muy atractiva. Las pruebas que se han hecho para agregar valor al producto apuntaron a obtener hilados y tejidos artesanales e industriales que respondan a la demanda de diseñadores que, en la actualidad, buscan materiales especiales, de alta calidad y con identidad propia.

Por este motivo, y en el marco de la estrategia para este sector productivo que apunta al agregado de valor local, el ministerio de Desarrollo Territorial, a través del Centro PyME-Adeneu, ha adquirido dos máquinas para procesamiento de fibras que se instalarán en Zapala y Chos Malal, lo cual permitirá obtener hilado de fibras como el cashmere, mohair, guanaco y lana.