Dos zonas del norte neuquino son aptas para la vitivinicultura

Dos zonas del norte neuquino son aptas para la vitivinicultura

junio 1, 2009

Están situadas al este y al oeste de la Cordillera del Viento. Un estudio solicitado por el ministerio de Desarrollo Territorial evaluó las condiciones climáticas y geográficas adecuadas para la producción vitivinícola vinculada con el agroturismo.

Un estudio solicitado por el ministerio de Desarrollo Territorial sobre la factibilidad del desarrollo de la vitivinicultura en el norte neuquino arrojó resultados positivos para dos áreas, ubicadas al este y al oeste de la Cordillera del Viento respectivamente. La investigación estuvo a cargo del especialista Alcides Llorente junto a Philippe Dye, con la aprobación y el financiamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI).

En un informe entregado al ministro de Desarrollo Territorial, Leandro Bertoya, el estudio concluyó que hay dos zonas del norte de la provincia donde se pueden implementar proyectos de producción vitivinícola de alta calidad, que podrían incluso vincularse con circuitos de agroturismo. El relevamiento se desarrolló entre octubre de 2008 y marzo de este año y  abarcó tanto los aspectos climáticos de la región como las características del suelo y del agua de cada lugar.

Una de las zonas descriptas en el informe está ubicada al este de la Cordillera del Viento; entre las localidades de Taquimilan, Chos Malal, Buta Ranquil y Barrancas. En este caso, según el especialista, las condiciones son aptas para la producción agroindustrial con tecnología moderna, orientada a vinos de alta calidad para ser comercializados en mercados locales, regionales, nacionales e internacionales. Se recomiendó el uso de módulos de viñedos de 30 hectáreas, con una bodega acorde de 450.000 litros de capacidad.

Al oeste de la Cordillera del Viento, en Los Guañacos y Villa del Nahueve, está situada la otra región que se menciona en el informe. En este lugar, se encontraron condiciones favorables para la producción agroturística con tecnología moderna, orientada a vinos de alta calidad para ser comercializados en mercados locales y regionales. El especialista propone para esta área que se establezca una producción complementaria de otras actividades turísticas, con módulos de viñedos de 5 hectáreas y una bodega acorde de 85.000 litros de capacidad.

Alentar las propuestas con inversiones

El ministro Bertoya indicó que “hay que alentar desde la inversión” a las posibilidades de desarrollo de la zona Norte “porque tiene un potencial enorme, entonces, el pedido encaja dentro de ese marco: productos alimenticios como asistencia al turismo”. Señaló además que la vitivinicultura abarca no sólo distintas clases de vinos sino también otro tipo de productos, como champaña, aguardiente o aceite.

Sin embargo, advirtió que “ahora vienen los otros planteos: cómo hacemos para que esta información se ponga en valor y genere trabajo; porque es una propuesta que necesariamente tiene que estar asociada al turismo y a productos de alta gama”.

El funcionario recordó que el gobierno provincial lanzó convocatorias de inversión en desarrollos productivos, servicios de hotelería, gastronomía y productos gourmet. Con respecto a éstos dijo que se pretendía potenciar la producción de productos de alta gama, de alta calidad en pequeña escala. Añadió que a ello se suman “las variedades que se expresan en esa zona de manera diferente y permiten un vino distinto en el norte neuquino”.

Remarcó que, respecto de las propuestas de inversión, “en lo turístico hay un altísimo nivel de consultas de financiamiento, en tanto que en lo productivo le pedimos a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se firme un acuerdo para que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA) le agregue a un subsidio de tasa que teníamos a un 6 por ciento por el Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo (Iadep), un 6 por ciento más; es decir, que sobre las líneas queda una línea de 5 por ciento de tasa de interés que es muy buena”.

Por su parte, Alcides Llorente remarcó que “al este de la Cordillera del Viento, a largo de la ruta nacional Nº 40, las condiciones climáticas no son tan limitantes; entonces, ahí se pueden instalar vinos y bodegas a escala industrial”. Agregó que “esa producción puede tener acceso al mercado provincial, nacional e internacional y se pueden instalar superficies de 40, 50 ó 60 hectáreas sin ningún problema”.

“Allí existen aguas en cantidad y calidad, tierras disponibles y clima para poder instalar una vitivinicultura de alta calidad”, sintetizó.

Detalle de las propuestas

Para el “Estudio de la aptitud vitivinícola de áreas agrícolas del noroeste neuquino”, se hicieron tres visitas al área en análisis, que se complementaron con entrevistas a funcionarios del ministerio de Desarrollo Territorial, autoridades municipales, técnicos y pobladores. También se recurrió a la observación de plantas de vid en los sitios visitados.

En cuanto a los resultados de las muestras de suelo y agua, se especificó que, en el caso de Taquimilan, el terreno y  la provisión de agua son aptos para uso agrícola, aunque se evaluó la posible salinización con el arroyo en estío y bajo caudal.

Chos Malal, en cambio, cuenta con suelos aptos y agua de calidad disponible en abundancia. Las mismas condiciones se encontraron en Los Guañacos  -donde los suelos tienen ya varios años de cultivos-, Barrancas y Villa del Nahueve. En Buta Ranquil, según el estudio,  el terreno es apto pero el agua está dispopnible en cantidad limitada, siendo de calidad regular la de surgente. Sólo se indica suficiente calidad y abundancia cerca del río Colorado.

Con respecto a los antecedentes climáticos (temperaturas y lluvias) al este de la Cordillera del Viento la temperatura es apta para el cultivo de la vid con variedades de ciclo corto y medio. Hay probabilidad media de heladas primaverales, siendo necesario la lucha directa. No obstante, las escasas precipitaciones y la baja humedad relativa favorecen la sanidad de los viñedos ante vientos frecuentes, con necesidad de cortinas rompevientos.

Al oeste de la Cordillera del Viento, la temperatura es apta únicamente para el cultivo de la vid con variedades de ciclo corto, teniendo en cuenta la elevada probabilidad de heladas primaverales y es necesaria la lucha directa. Las precipitaciones son elevadas en el período otoño- inverno, con clima seco en primavera-verano, con vientos frecuentes y de intensidad. Esto implica la necesidad de mayor cantidad de cortinas rompevientos.

Según las estimaciones realizadas en el informe, el modelo productivo propuesto al este de la Cordillera del Viento requerirá de una inversión en viñedos de 30 hectáreas por 1.094.215 dólares y en bodega por 3.009.827 dólares. La inversión por hectárea bruta debería ser de 31.000 dólares.

Al oeste de la Cordillera del Viento, en cambio, se sugiere la inversión en viñedos de cinco hectáreas por 194.637 dólares y en bodega por 1.254.086 dólares, con un aporte por hectárea de 33.088 dólares.

En el estudio también hay recomendaciones; tales como promover encuentros entre la población de la zona Norte y la del área vitivinícola del Chañar, la integración de una ruta provincial del vino y la ampliación hacia la cordillera del polo vitivinícola de Neuquén. Además, se aconseja incluir en los ensayos la variedad Riesling Renano, realizar ensayos del comportamiento varietal  y obtener datos agrometeorológicos en El Cholar, El Huecú y Los Miches. También promover un programa de aplicación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) en producciones vitivinícolas y enológicas para todos los proyectos a radicarse en el noroeste neuquino y evitar la producción de vinos de escasa calidad enológica en la zonan para no desvirtuar la producción futura local de vinos de alta gama.