Discurso del gobernador Jorge Sapag en el acto por el 53º aniversario de la Policía provincial, en Andacollo. 18 de abril de 2010

A mi amigo Daniel Muñoz; señor presidente del Concejo Deliberante; señores concejales; señor secretario del Estado de Seguridad; señor Jefe de la Policía; señor director de seguridad de Chos Malal; representantes del Consejo Asesor Superior; señor comisario de Andacollo, Domingo Nahuel; señores intendentes aquí presentes; oficiales y suboficiales retirados, hoy homenajeados; personal policial hoy ascendido; familia policial; banda de música del regimiento RIM 10 de Covunco; señores montados de la cabalgata “Recorriendo huellas de nuestra historia”. Querido pueblo de Andacollo, querido pueblo de Neuquén, querido pueblo del norte de la provincia.

En las palabras de Dalmiro Zavalla -comisario inspector titular Director Regional de Interior con asiento en Chos Malal- quedó claramente expresado el espíritu de esta fiesta: es conmemorar un año más de la vigencia, de la historia de la institución policial de la Policía de la provincia de Neuquén y cuando se recuerda su historia, hay que remontarse a cuando la provincia era recordada o fundada como territorio de la Patagonia, ni siquiera como territorio provincial de Neuquén. En aquel año 1875, 1876 cuando se crea ese territorio, en esta zona, en la Colonia Malbarco tenemos el primer representante de la Guardia Nacional: a Benjamín Belmonte constituido así en primer integrante, primer efectivo de la policía que luego sería territoriana y luego provincial. Constituida la Guardia Nacional como aquella que tenía que velar por la paz, por la seguridad, por la vida, por la tranquilidad y el progreso de todo este territorio. Es así que la vida de la Policía de la provincia del Neuquén, como muy bien decía Daniel, tiene su raíz en la historia del norte de la provincia, como también lo tuvo la educación con las primeras escuelas, como también lo tuvo con las primeras autoridades civiles.

Por eso quiero felicitar esta iniciativa, Daniel, del gobierno y del pueblo de Andacollo de hacer esta fiesta de aniversario de la Policía de la provincia en Andacollo y de esta manera federalizar hacia adentro, hacia el corazón de nuestra provincia, hacia el interior de nuestra provincia las fiestas que nos tienen que convocar, no solamente para festejar sino para reflexionar acerca de nuestro presente y también acerca de lo que tiene que ser el porvenir para todos los neuquinos.

En esta preparación de la fiesta felicito a todos los integrantes de la Policía, a Isidro Belver a Héctor Ordóñez, a los vecinos y a todos los que participaron en esta integración, como decía Zavalla, a esta verdadera integración de la policía con la sociedad, en el deporte, en la actividad cultural, en el recuerdo de la historia, en la búsqueda de nuestras fuentes, en un verdadero trabajo comunitario, y cuando festejamos este día de la Policía decía que es bueno también hacer algunas reflexiones en esta conmemoración en que felicitamos a toda la familia policial por este nuevo año, tenemos que apelar a nuestra memoria a la memoria del pasado y a la memoria reciente y en primer lugar hacerlo por los efectivos caídos en cumplimiento del deber como también muy bien decía (Dalmiro) Zavalla, nos han tocado estos últimos días, días de consternación, días de dolor, días de reflexión, días también de mucha bronca, y de mucho análisis de cómo puede haber caído Sergio Acuña en un homicidio, en un asesinato tan premeditado, alevoso, violento, cobarde, con ensañamiento.

Este homicidio nos obliga a reflexionar y que tenemos que trabajar muy intensamente para que en la sociedad se sepa que el valor vida es el valor fundamental que tenemos que defender. Es el derecho humano fundamental a ser sostenido y quiero levantar mi voz entre todas las voces de Zapala, de Neuquén, y de toda la provincia para sumarme a este dolor, por este homicidio, por este asesinato…. Yo tengo confianza que tenemos que en este aniversario pensar en fortalecer la institución policial para ir a velar por el cuidado de la sociedad pero también ir a velar por el cuidado y la vida de cada integrante de la familia policial y de la institución policial.

Y también tenemos que fortalecer la institución policial como tal; para hacerlo tenemos que defender los valores fundamentales de una institución: la solidaridad, la camaradería, la fortaleza, la fortaleza interior la unidad, la defensa por los derechos fundamentales como la vida, la integridad física, el derecho a la libertad de los ciudadanos, el derecho a la seguridad de los ciudadanos, la lucha por la prevención, y la lucha en contra de la delincuencia.

La Policía de la provincia de Neuquén junto al Poder Judicial y a los otros poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo en los últimos 10 años han demostrado alta eficiencia en el esclarecimiento de los homicidios. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el 90 por ciento o más de los homicidios perpetrados en los últimos 10 años han sido investigados, por el Poder Judicial, por la Policía de la provincia de Neuquén con la colaboración de las otras fuerzas de seguridad del Estado nacional, se ha investigado y se han esclarecido y yo tengo la certeza, tengo la seguridad, que el homicidio, el asesinato alevoso de Sergio Acuña, va a ser esclarecido y va a estar en ese 90 por ciento de los porcentajes para que ese irresponsable que se está escondiendo cobardemente, dé cuentas a la Justicia, y vaya de por vida al único lugar adonde pueden ir los homicidas y delincuentes de estas características, que es a la cárcel. Allí se empezará a reparar esta deuda con la sociedad y con la justicia.

Seguramente la vida de Sergio Acuña que ya ha pasado a un nivel superior, a quien nos han arrebatado en su integridad física no le van a poder arrebatar su ser, su alma, su espíritu. Ese ser es indestructible y ya pasó por esta tierra dejando su seña, dejando su rastro, dejando su huella. Y lo ha hecho con hidalguía, con honor, con valentía. Y es nuestra responsabilidad, y más hoy, en el aniversario de la Policía, de decirle a Sergio Acuña allí donde nos está escuchando, y a su familia: a sus padres, a sus hermanos, a su señora, a sus colegas, a sus amigos, a sus seres queridos, que no vamos a descansar hasta dar con el o los responsables y hacerlos terminar en el lugar en el lugar en el que tienen que terminar, que es la cárcel. Y eso porque la vocación de justicia, la sed de justicia tiene que estar en la naturaleza de las personas y de los seres humanos, y tiene que estar en la naturaleza de la institución policial, y tiene que estar en la naturaleza y en el alma, en el espíritu, en la vocación de quienes tenemos responsabilidades de gobernar. El hambre y la sed de justicia son la base, son la base inquebrantable de la vida en democracia. Cuando un pueblo, o cuando un gobierno, o cuando una institución pierde el hambre y la sed de justicia, pierde la razón de ser la democracia. La democracia tiene que ser respetuosa y tolerante, pero en la democracia no hay lugar para la violencia, no hay lugar para los intolerantes, y no hay lugar para los violentos.

Por eso, en este nuevo aniversario de la provincia del Neuquén, en este tiempo de centenario de ciudades importantes del norte neuquino, en este tiempo de bicentenario de los valores de Mayo; ideales de libertad, de justicia y de igualdad, me sumo a todas las voces que se levantan en defensa de la vida, a todas las voces que se levantan y se levantarán seguramente en todo el territorio provincial en defensa de derechos fundamentales como la libertad, la seguridad y la vida de cada uno de sus integrantes.

Y levanto la voz para, con ustedes, decir que en esta fiesta de la Policía, y en este aniversario de la Policía, nos embargan sentimientos sí de tristeza, sí de dolor, sí, también, de sed de justicia, pero fundamentalmente nos embargan sentimientos de fortalecernos como ciudadanos, de fortalecernos en la democracia, de tomarnos de la mano hombres y mujeres de buena voluntad para llevar adelante una sociedad próspera, una sociedad digna, una sociedad donde la libertad, la seguridad y la justicia sean los paradigmas, sean las banderas a ser levantadas todos los días y cada uno de los días de nuestras vidas.

Querido pueblo de Andacollo, querido pueblo de Neuquén, querida institución policial, querida familia policial, en este nuevo aniversario de la Policía, de corazón les dejo mis felicidades, mis felicitaciones y a seguir luchando por este ideal y fundamentalmente por el hambre y por la sed de justicia.

Muchísimas gracias.