¿Mujeres para cuándo?, el Tercer Encuentro de Mujeres y Discapacidad Zona Sur, se realizó ayer en la Escuela Especial Nº 17 de Aluminé. La actividad contó con la presencia del ministro de Ciudadanía, Gustavo Alcaraz y la subsecretaria de las Mujeres, Patricia Maistegui.
Bajo la organización de las subsecretarías de las Mujeres y de Discapacidad del ministerio de Ciudadanía, una de las ideas del encuentro es visibilizar a través del relato de mujeres que están a cargo del cuidado de personas con alguna discapacidad la doble discriminación que atraviesan por el hecho de encontrar múltiples barreras para la inclusión social de esas personas de las que, a su vez, están a su cargo por el rol histórico que les asignó el sistema patriarcal.
Las mujeres que contaron sus historias en formato conversatorio fueron Vivian Berguer, Silvina Argamonte, Sandra Delgadillo y Florencia Varela.
Alcaraz expresó que “es importante este encuentro para entender cuánto de la política pública hay que cambiar poniendo en el centro de la escena el cuidado de las personas, y también a las mujeres en relación con la equidad de género”.
Además, destacó al mismo tiempo la importancia de “reflexionar sobre cuánto tenemos que modificar como hombres en esta cultura patriarcal que puso a las mujeres en el hogar cuidando a sus hijos, hijas y familiares, y a los hombres en el espacio público”.
Maistegui consideró que “a partir de estas políticas públicas vamos a ir cambiando esta idea de que son ellas las que tienen un rol asignado de cuidadoras y no las otras personas de sus familias”.
“La mirada y la indiferencia de la sociedad las padece mucho la persona con discapacidad o la que acompaña a una persona. Cuando se suman las dos discriminaciones realmente hay que ser muy valientes para soportarlas y por eso estas mujeres son admirables”, indicó la subsecretaria.
Por último, Silvina Argamonte relató que “desde el nacimiento de mi hijo empezaron las preocupaciones. Al principio me sentía cansada hasta que mi propio hijo me enseñó que todo se puede. Todos los días se aprende algo nuevo”.
“Hay apoyo para los niños y eso me pone contenta, pero en un principio me sentía sola y no tenía dónde recurrir, porque es difícil que entiendan nuestra situación, inclusive los familiares. En mi caso fue compartir mi experiencia con las madres que atraviesan lo mismo y armé el grupo de apoyo de madres. Digo de madres porque nunca fue un papá”, concluyó.