Se potencian las huertas en la cárcel de Senillosa

El viernes se firmará un nuevo convenio entre el ministerio de Producción e Industria, a través de su Programa de Desarrollo Agroalimentario (Proda) y el Ente de Cooperación Técnica y Financiera del Servicio Penitenciario Federal (Encope), para dar continuidad al plan productivo que viene desarrollándose en el Complejo Penitenciario Federal V de Senillosa desde 2019.

La firma del acuerdo, que prevé el sostenimiento de las huertas terapéuticas en contextos de privación de la libertad, tendrá lugar el 17 de noviembre, a las 9, en la sede del ministerio de Producción e Industria de calle Belgrano 398 de la ciudad de Neuquén. Será rubricado por el ministro Facundo López Raggi y las autoridades que presiden el Encope.

De este modo, quedará renovada la vinculación interinstitucional para continuar con las ofertas productivas agroalimentarias a la población carcelaria de dicho Complejo Penitenciario, desarrollando los distintos módulos productivos, cuyas principales finalidades son la promoción de la alimentación saludable, ofrecer a los internos el acceso a alimentos frescos y sanos cultivados por ellos mismos; provocar un efecto terapéutico a través de la vinculación con la tierra y una formación laboral que les sirva como horizonte tras su egreso.

Huertas en contexto de privación de la libertad

Las huertas que funcionan dentro del Complejo Penitenciario V de Senillosa, tienen más de 100 bancales en producción y 5 invernaderos para el cultivo bajo cubierta. En estos espacios un centenar de internos participan en la producción sostenida de alimentos agroecológicos durante todo el año.

Cuentan con riego por goteo, microtúneles, deshidratadores solares y un sistema de compostaje que incorpora los residuos orgánicos de la cocina. De esta manera, se articula junto con el personal de la institución, transformando los restos vegetales que se generan a diario, en materia compostada para nutrir el suelo productivo.

El programa Proda ha capacitado regularmente al personal penitenciario para que multipliquen los conocimientos entre los internos designados para el trabajo de huerta, y además realiza un acompañamiento permanente, con la asistencia de un ingeniero agrónomo que tiene a cargo el seguimiento de los procesos productivos.

El convenio Proda-Encope ha permitido perfeccionar entre los internos los hábitos laborales de un oficio y obtener productos para autoconsumo y otros destinos, como la provisión de alimentos frescos para el comedor institucional, para donaciones a organizaciones sociales o incluso la participación en ferias o sistemas de economía social que el Proda implementa regularmente. 

La producción intramuros y la extensión a la comunidad

En repetidas ocasiones, el excedente de la producción que generan las huertas del complejo penitenciario se vuelca a la población a través de donaciones a instituciones de bien público, como es el caso de Cáritas, que ha recibido parte de las cosechas de zapallos y otras verduras frescas cultivadas en el predio de la institución carcelaria.

Teniendo en cuenta la alta potencialidad que en esta materia posee el Complejo Penitenciario Federal V como superficies productivas a desarrollar, población carcelaria posible de ser afectada, residuos orgánicos continuos para generar suelo cultivable, condiciones mínimas productivas resueltas; se proyecta el desarrollo de diferentes líneas de producción en forma gradual.

Se espera, por lo tanto, potenciar las huertas protegidas-terapéuticas dentro la cárcel, continuar con el compostaje a gran escala para el aprovechamiento de los residuos orgánicos de la cocina; sumar más bancales productivos, realizar un ciclo continuo de capacitaciones técnicas e implementar la producción sostenida de hortalizas, plantines hortícolas, florales, ornamentales y de aromáticas.

La huerta como espacio de trabajo, y en general las tareas culturales ligadas a la producción hortícola, demandan regularidad, constancia y dedicación en relación a las labores cotidianas. De esta manera, cada parcela productiva, aún de pequeñas superficies cultivables, representa una exigencia diaria para el interno/huertero, que implica ocupación constante y un uso productivo del tiempo.

Desde el programa Proda se evalúa positivamente que predios institucionales que están en desuso sean reconvertidos en unidades de producción de alimentos frescos y sanos, y en este caso, que las personas privadas de su libertad, puedan revincularse socialmente a través de la agricultura urbana y el desarrollo agroalimentario local.