El segundo encuentro de mujeres y discapacidad llamado “Mujeres para cuándo”, se realizó en Las Lajas y fue organizado entre las subsecretarías de las Mujeres y de Discapacidad del ministerio de Ciudadanía, con apoyo del municipio local. Bajo el formato de conversatorio, cuatro mujeres contaron la experiencia de vivir con familiares o personas cercanas con discapacidad.
“El estereotipo de lo que debe ser una mujer para la sociedad y en su vida familiar se agrava mucho más cuando hay una persona con discapacidad. Porque está instalado que lo natural es que sea la mujer la única persona que puede atender a esa persona”, dijo Patricia Maistegui, subsecretaria de las Mujeres en un tramo de su discurso de apertura.
Las mismas oficiaron de prólogo al relato de Olga Susana Conuelao de El Huecú, Dominga del Carmen Burgos, Loncopué; Silvana Rebolledo, de Zapala; y Gretel Millán, de Las Lajas; quienes compartieron sobre la experiencia de tener familiares con discapacidad. Entre ellas, Gretel Millán habló como docente de escuelas especiales.
“Lo tomé como una responsabilidad. Lo sentí así porque un nieto es como un hijo. Los cuidados deben ser compartidos con los varones. En el caso de mi familia no se vio tanto y quedó más a cargo mi hija”, indicó Dominga del Carmen Burgos abuela de un joven con discapacidad motriz e intelectual.
“Me sentí cómoda y tranquila. Me gusto compartir con otras mujeres la experiencia porque me sentí identificada más que nada con todo el tema del esfuerzo y cuidado para llevar adelante la familia”, contó Olga Conuelao, pareja de un hombre con discapacidad visual.
Mientras que Silvana Rebolledo añadió: “Ahora que mi hijo es más grande y tiene más autonomía puedo hacer algunas cosas que me gustan, antes estaba siempre pendiente de sus necesidades”.
Por su parte, Andrea Ibañez, directora general de Promoción y Fortalecimiento de los Derechos de las Mujeres y moderadora en la actividad sintetizó: “Tienen naturalizados el rol de cuidadoras. Lo asumen y lo hacen como una cuestión de sacrificio, y la idea es propiciar alternativas para que las mujeres no queden sólo en ese lugar de cuidado”.
Discriminación y políticas públicas
Otro de los temas que marca la experiencia de estas mujeres fue la discriminación que sufren sus familiares y la necesidad de ajustar o generar nuevas políticas públicas para que esas personas con alguna discapacidad mejoren su calidad de vida.
“La discriminación se ve. Hay grupos de chicos y también personas grandes que se burlan cuando ven a mi nieto o personas con alguna discapacidad. Y desde el Estado falta mejorar la accesibilidad”, señaló Dominga.
“En cuanto al trato que recibe de la sociedad hay un cambio, pero todavía falta mucho. Todavía no están integrados como corresponde. Igual tengo fe de que eso cambie”, subrayó Rebolledo.
Gretel Millán, docente en la Escuela Especial Nº 12 de Loncopué y profesora del taller Unelen en Las Lajas reflexionó: “Está bueno que cada una pueda contar su experiencia. Y en base a eso poder construir redes de políticas públicas para que se apliquen los derechos de las personas con discapacidad que son derechos que ya existen porque las leyes están”.
“Por años a las personas con discapacidad se las tuvo aislada y siempre fueron discriminadas. Ahora empieza a surgir otro modelo social donde se empieza a hablar de autonomía de personas con discapacidad y familiares en lugares donde nunca habían estado. Y es parte de nuestro trabajo que las personas que estuvieron hoy acá puedan seguir replicando su experiencia con otras familias”, finalizó Natalia Rivarola, directora general de Construcción Ciudadana.