Alumnos de la escuela rural 122 cosecharon su primera producción de hongos

Entre los objetivos del proyecto educativo se busca incorporar otros aprendizajes de la ruralidad; y a futuro sumar los hongos a la dieta del comedor escolar y familiar, generando fondos para solventar gastos de producción. En el predio escolar los alumnos cosecharon entre 4 y 6 kg. de hongos comestibles.

El último viernes, los alumnos de la escuela rural 122 del paraje Bajada de los Molles hicieron de una degustación de platos elaborados a base de hongos, de la que participaron unas 50 personas de la comunidad educativa, para dar a conocer el logro de su primera producción de hongos comestibles.

El director del establecimiento, Daniel Paniconi, explicó que las elaboraciones se hicieron a partir de una prueba piloto que permitió una cosecha de entre cuatro y seis kilos.

El proyecto de producción de hongos comenzó el año pasado, como parte de la materia Técnica Agroecológica. Cuenta con el trabajo de 11 alumnos, los que recibieron, durante una primera fase, charlas orientativas sobre el proceso de cultivo. “Con este trabajo apuntamos a que los alumnos conozcan las propiedades nutritivas de los hongos”, indicó Paniconi y adelantó que “la idea es luego incorporar los hongos progresivamente a la dieta del comedor escolar; y también familiar”. Al mismo tiempo, expresó que en un futuro el proyecto también estará orientado a generar fondos que permitan solventar gastos del proceso de producción.

“Trabajamos para que los chicos cuenten con nuevos horizontes, para que el trabajo en la ruralidad no solo esté ligado a la crianza de animales”, destacó. En ese sentido, citó que durante el 2023 los alumnos abordaron la temática de paleontología y también, el proceso de destilación de plantas aromáticas, proyecto que contará próximamente con un alambique nuevo.

En la actualidad, los alumnos también trabajan en la cosecha de hortalizas en la huerta que tiene la escuela y en la construcción de un nuevo invernadero con materiales reciclados, que estará terminado en los próximos días. Paniconi destacó el trabajo conjunto con el distrito educativo III de Zapala, para el suministro de los recursos y la puesta a punto del equipamiento necesario para los emprendimientos educativos.

Los alumnos son oriundos del paraje Bajada de los Molles, comunidad ubicada a 67 kilómetros de Zapala, en el departamento Catan Lil. Algunos llegan a la escuela a través de sus propios medios y otros, con el transporte escolar. La escuela rural 122 es plurinivel y plurigrado. Su matrícula se conforma con cuatro alumnos en el nivel inicial y siete en el nivel primario, y cursan sus estudios en el primero, segundo y tercer ciclo.

Tres personas integran el plantel docente de manera permanente, mientras que las áreas especiales también están cubiertas con la tarea de un docente que trabaja en otros dos establecimientos educativos de la zona.

La escuela, emplazada en un predio de seis hectáreas, cuenta con dos aulas, un SUM, comedor, la sala de dirección, una sala lúdica y un depósito.

“Las familias de los alumnos son súper participativas porque consideran a la escuela como un punto de encuentro”, resaltó Paniconi y lo ejemplificó a partir de la colaboración de la comunidad durante el evento de degustación en la que se presentaron escabeches, salsas, milanesas de hongos, focaccias, entre otras producciones. “Desde la escuela queremos brindar nuevas oportunidades y brindar nuevas herramientas para que ellos puedan elegir su futuro, con nuevos saberes y otro tipo de producciones que les permita proyectarse y formarse”, cerró el directivo.

La línea de proceso de producción de hongos comestibles se simplifica en el corte de los troncos de álamos blancos (de gran cantidad en el predio donde se ubica la escuela) y su encerado; le sigue el trabajo de siembra, luego se tapan esos troncos y se los aísla en un lugar cerrado -sin calor- durante un periodo de cuatro meses; después se exponen a un entorno con humedad (en el que interviene el riego por sistema de goteo) donde tiene lugar el crecimiento de las gírgolas, cuyo tamaño es similar al de la palma de una mano.

Todo el proceso está estimado en unos cinco meses de duración hasta su cosecha; la próxima, con unos 70 troncos más, será entre los meses de octubre y noviembre. Para el año que viene se pretende llegar a unos 100 troncos cosechados con hongos.