Ponen en valor el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos

Desde la Secretaría de Producción e Industria, mediante distintas dependencias (Subsecretaria de Producción, CIPPA, Centro PyME ADENEU y PRODA) se trabaja en diversas líneas y programas que buscan garantizar esta inocuidad en los alimentos.

Un alimento es inocuo cuando está ausente -a niveles seguros y aceptables- de peligros en los que puedan dañar la salud de los consumidores. Solo los alimentos inocuos satisfacen las necesidades alimentarias y favorecen que todas las personas tengan una vida activa y saludable. No existe seguridad alimentaria sin inocuidad de los alimentos.

“Desde la Secretaría de Producción e Industria, mediante distintas dependencias se trabaja en distintas líneas y programas que buscan garantizar esta inocuidad en los alimentos”, aseguró el secretario de Producción e Industria, Juan Peláez.

Desde la Subsecretaría de Producción, “se acompaña a productores hortícolas mediante la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) con el programa Horticultura Responsable”, agregó. Uno de los ejes fundamentales de las BPA es precisamente garantizar la inocuidad de los alimentos, de igual magnitud que cuidar el medio ambiente y asegurar la seguridad de los trabajadores/as de cada uno de los establecimientos productivos.

La forma en la que se producen, almacenan y manipulan las verduras afecta directamente su inocuidad, por esto, desde el programa se acompaña a los productores/as en la aplicación y seguimiento de las BPA trabajando en los 7 puntos mínimos de las mismas: contar con la

documentación obligatoria, uso de productos fitosanitarios, uso de agua potable, aspectos de la manipulación de los productos cosechados, presencia de animales en la chacra, uso de fertilizantes y abonos orgánicos, y la asistencia técnica capacitada.

“El programa Horticultura Responsable toma como eje esta normativa que ya es de cumplimiento obligatorio para este sector primario en nuestro país (Res. Conj. 5/2018) mediante su incorporación al Código Alimentario Argentino (CAA). La responsabilidad de los actores implicados en la horticultura es garantizar la inocuidad de los alimentos

entendiendo que esto contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional, fortalece las economías regionales, el comercio y el turismo, y además constituye un fundamento para el desarrollo sostenible”, aseguró Peláez.

“Desde Centro PyME ADENEU, se trabaja a través de distintos programas la temática con el objetivo de promover el desarrollo de determinados productos, y para eso se brinda asistencia técnica, capacitación y financiamiento- Para las distintas elaboraciones hay algo transversal que es el cuidado de las normas de elaboración, que tiene impacto directo en la salud humana”, sumó el Secretario y Presidente de la entidad.

También se trabaja en conjunto con diferentes áreas y organismos como el Ministerio de Salud, Bromatología, el INTI y los dependientes de la misma secretaría.

A través de Cippa se implementan programas para reforzar buenas prácticas que son parte de alcanzar la inocuidad alimentaria. Dentro de estos programas podemos mencionar las “Buenas Prácticas en Carnicerías”, cuyo objetivo es identificar las problemáticas que se producen en la etapa de almacenamiento y venta al público de productos cárnicos con el fin de asistir en la implementación de diferentes medidas para superar esas dificultades y corregirlas. De esta

manera e indicando practicas adecuadas de manipulación de la carne y cocción se previenen enfermedades como el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).

También se lanzó el Programa provincial de vigilancia y control de triquinosis, una enfermedad transmitida por los alimentos (ETA) por lo que se concientiza en la importancia del consumo de carne de cerdo segura, esto es que sea negativa al análisis (DAR).

“Así también en cada control que se realiza se implementan intervenciones precautorias con el fin de frenar la comercialización de alimentos que van a ser consumidos hasta se determine si cumplen con las condiciones necesarias”, referenció Peláez.

“El ProDA promueve la producción de Agroalimentos en la provincia de Neuquén en base a tres ejes de acción: calidad, seguridad y soberanía alimentaria. Acompañado por profesionales especializados en las prácticas propias de la agricultura y desde una concepción y visión socioproductiva integral, agroecológica y orgánica, implementa políticas de producción y formación continua en clave agroecológica para garantizar el derecho al acceso a alimentos sanos, seguros, de calidad, en cantidad suficiente, producidos localmente, fortaleciendo así la economía y las dietas de las familias neuquinas”, aseguró.

En este sentido, acompaña en el territorio provincial a las comunidades a través de distintas líneas de acción y dispositivos de implementación para la producción agroalimentaria. Así, por ejemplo, las Huertas Protegidas como dispositivos socio productivos se convierten en modelos

de desarrollo en donde las familias huerteras producen sus propios alimentos de manera agroecológica todo el año.

Frutas, hortalizas, aromáticas, medicinales, forestales, flores y plantas ornamentales, hongos comestibles, hacen a la biodiversidad del sistema de huerta para garantizar la base de la producción agroecológica.

La agroecología como modo de producción agroalimentaria y, en este sentido también, la inocuidad de alimentos son conceptos interrelacionados que apuntan hacia sistemas de producción más sostenibles y seguros para la salud humana, el ambiente y las comunidades. Ofrece un enfoque integral para la producción de alimentos, contribuyendo a la inocuidad de los mismos al reducir el uso de insumos químicos y fomentar prácticas agrícolas que mejoran la salud del suelo y el control biológico de manera orgánica.

El día

Proclamado por la Asamblea general de las Naciones Unidas (ONU) en 2018, este día tiene como objetivo promover la concientización sobre la inocuidad de los alimentos y continuar accionando para prevenir, detectar y gestionar los riesgos y enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA).

Los principales transmisores de las ETA pueden ser de naturaleza biológica, química o física y con frecuencia son invisibles a nuestros ojos: bacterias, virus, parásitos, residuos de agroquímicos, entre otros.