Eligieron los ganadores del concurso literario “Identidad Neuquina”

Se trata de las obras “El universo poético mapuche” de Olga Huenahuen y Herminia Navarro, de San Martín de los Andes; y “Los reflejos de la Meseta” de María Beatriz Vitarelli, de Cipolletti. Las artistas recibirán una suma de dinero y la publicación de los trabajos.

Desde el ministerio de Gobierno, Educación y Justicia dieron a conocer las obras ganadoras del concurso literario “Identidad Neuquina”. Como premio, los artistas recibirán una suma de dinero y la publicación de las obras.

El primer lugar lo obtuvo “El universo poético mapuche”, de Olga Huenahuen y Herminia Navarro de la localidad de San Martín de los Andes, mientras que el segundo lugar fue para la artista María Beatriz Vitarelli, de Cipolletti, por la obra “Los reflejos de la meseta”. Además, hubo una mención especial para “La diversidad cultural en la provincia del Neuquén” de Juana Fernández Trillo, de la capital neuquina.

Al respecto, la directora provincial de Cultura, María Alejandra Martínez Fabi, indicó que desde el área se pretende promocionar este tipo de actividades destinadas a escritores, investigadores, estudiosos y ensayistas con el objetivo de fomentar la producción de narraciones sobre la identidad neuquina. “Nuestra provincia tiene una muy rica hibridación cultural conformada por nativos y extranjeros, sus costumbres, hábitos y creencias; es lo que llamamos identidad neuquina”, manifestó.

También informó que el jurado estuvo conformado por los escritores María Amelia Bustos Fernández, Elsa Becerra y César Fernández.

Sobre la selección de las publicaciones, Martínez Fabi destacó que el jurado, al referirse a la obra merecedora del primer premio, indicó que fue seleccionada por mostrar “una originalidad poco habitual en el medio literario, constituyendo un novedoso y significativo aporte a la identidad patagónica y neuquina”.

En cuanto a “Los reflejos de la meseta”, el jurado opinó que en ella se “rescata la posibilidad de un mundo habitable en el que la poesía de Irma Acuña no es un compromiso retórico, sino su recreación en el acto de amor”.