Discurso del gobernador Jorge Sapag durante la celebración por el Día de la Bandera en Neuquén. 20 de junio de 2013.

Queridos ciudadanos, queridos habitantes de la ciudad de Neuquén y de la provincia del Neuquén estamos hoy aquí convocados para un hecho muy especial, que nos llena de emoción y que tiene un gran valor histórico. Y para quienes prestan hoy su juramento y para quienes también prometen la bandera es un día para ellos, para sus seres queridos, de mucha sensibilidad por todo lo que representa, tanto tiempo preparándose para este día y al final este día llegó.

La bandera es un símbolo, un signo que tiene un significante que por supuesto es la misma bandera con sus colores, con sus formas, que lo es la escarapela también. Pero lo más importante es el significado que ustedes hoy van a prometer y van a jurar.

La bandera significa la Patria, ¿y que es la Patria? Porque la palabra Patria también es un signo. La Patria representa algo muy profundo, es la tierra de nuestros padres, es la tierra de nuestros hijos, es la tierra que abrazamos con amor y con respeto. Son nuestros semejantes, son quienes viven con nosotros, nuestros vecinos, los chicos y los grandes, los jóvenes y los abuelos, los hombres y las mujeres, los conocidos y los desconocidos.

La patria son nuestros valores, los valores que tenemos que defender como la libertad, la solidaridad, una sociedad igualitaria. Una sociedad que no sea dual, una sociedad donde no haya pobres y marginados, sino una sociedad inclusiva, eso es la democracia, esta es la patria. Son los derechos humanos fundamentales, el derecho a la vida, a la integridad física. Es nuestra historia, es la historia gloriosa de hombres y mujeres que entregaron su vida y su libertad por legarnos esta nacionalidad y por defender la democracia y por defender esos derechos humanos fundamentales.

¿Y cuáles son los enemigos de la democracia? Son la violencia, la intolerancia, la inseguridad, el subdesarrollo. ¿Cuáles son los amigos de la democracia y de la patria? Es la educación, el trabajo, el progreso, la seguridad para cada familia.

El trabajo que es fuente de dignidad, que es el eje que vertebra una sociedad y que la construye y que construye una Nación. Es la educación, es la educación como el desarrollo de una persona y de toda persona; de una persona concebida como responsable de sus vidas, con su propia identidad y construyendo también una identidad nacional y regional.

Cómo decía el padre Guillermo, (Manuel) Belgrano fue un hombre destacado, abogado, economista, intelectual, periodista, militar. Pero venía de una familia con grandes riquezas y con muchos valores, pero como dijo el padre, murió pobre y enfermo. Participó en la defensa de nuestra tierra, de nuestra Patria de las invasiones inglesas, en la Revolución de Mayo, en la guerra de la Independencia.

Si hay algo que se puede destacar de (Manuel) Belgrano, era que -fue- un hombre de coraje. Nadie lo puede discutir, nadie lo discutió jamás ni lo ha puesto en duda. Un hombre de coraje en las batallas, en la vida pública y en su vida privada luchando contra las enfermedades. Y yo creo que la mejor definición de (Manuel) Belgrano la dio el mismo. Él dijo, que no quería ser considerado un padre de la Patria, que le bastaba con que lo recordaran como un buen hijo de la tierra. Y creo que esa es la gran definición.

José María Paz lo acompañó durante mucho tiempo a (Manuel) Belgrano y dijo de él, hombre de honradez a todo prueba, de patriotismo puro y desinteresado; exquisito de amor al orden y a la disciplina y un valor que nadie jamás se atrevió a cuestionar. El reloj que regaló a su médico pagando los honorarios cuando ya estaba en sus últimos días de vida para dejar canceladas sus cuentas sigue marcando un tiempo que el señaló para que nosotros siguiéramos desde ese mensaje que nos viene desde el fondo de la historia, trabajando por esta sociedad inclusiva, de educación, de trabajo y de progreso.

Cuando él tomó el juramento a los soldados, ese 25 de mayo de 1812 que fue la primera bendición de la bandera argentina frente al Ejército, (Manuel) Belgrano pronunciaba su famoso compromiso ciudadano y dijo soldados de la patria. Y hoy yo diría, habitantes de Argentina. Esta gloria debemos sostenerla de un modo digno, con la unión, con la constancia, con el exacto cumplimiento de nuestras obligaciones. Obligaciones hacia Dios, hacia nuestros hermanos, hacia nosotros mismos y conservar la Patria libre de enemigos y llena de felicidad.

Y hoy los enemigos de la Patria son como decíamos antes, la violencia, el analfabetismo, la miseria, la falta de trabajo, la falta de una vivienda digna, la falta de soberanía o de independencia cuando tenemos que depender de los demás. Y terminaba diciendo en ese juramento nada ni nadie nos debe apartar del camino que debemos recorrer con honor. Y hoy en este juramento y en esta promesa que todos ustedes realizan, sus padres, sus hermanos, los hijos y conciudadanos de esta tierra; hoy están fijando su mirada y sus ojos en cada uno de ustedes. Esos padres, hermanos, hijos, amigos, conciudadanos les van a dar siempre el reconocimiento y nos van a dar siempre a todos el reconocimiento a aquellos que ya hemos prometido y jurado la bandera también, de mantenernos firmes y con patriotismo en este camino de gloria.

Queridos amigos. En este día tan importante, yo quiero pronunciar con todos ustedes como pronunció (Manuel) Belgrano en la última frase de este testimonio que dijo Viva la Patria. Pero yo quiero que lo hagamos al unísono. Les quiero pedir que lo hagamos en unidad y con coraje, que ese es el legado de (Manuel) Belgrano, con transparencia, con honestidad. Prometiendo la bandera y jurándola por todo lo que ella representa. Y tomémonos de la mano con el que tengamos más cerca. Yo le voy a pedir a Ana (Pechen) que me acompañe. Quiero tomar de la mano también, quiero que todos ustedes se tomen bien la mano y a la cuenta de tres todos vamos a gritar y vamos a pronunciar un patriótico y un Viva la Patria, que resuene en toda la ciudad. Que lo hagamos con el cariño y con el amor a esta tierra que nos vio nacer, a esta tierra que nos legaron nuestros mayores. A la una, a las dos y a las tres: ¡Viva la patria!