Entrega de aportes a bibliotecas populares.

Primero felicitarlos, porque son 30 días de aquel en que dijimos: ‘En 30 días nos volvemos a encontrar’. Hay 21 bibliotecas más. De esas 26 pasamos a 47 bibliotecas que hoy van a percibir este apoyo económico. Es todo fruto de un trabajo de ustedes, así que felicitaciones.

Y después, la posibilidad de encontrarnos es para escucharnos. Para poder pasar a la acción primero nos tenemos que escuchar, para poder desarrollar un plan, abordarlo y llevarlo adelante en equipo.

Las bibliotecas ya son una caja de resonancia de los desarrollos, en este caso de cada neuquino, que exceden el marco original de la lectura de un libro. Esto es un poco lo que cada uno de ustedes fue planteando. Es un reflejo de cómo está la sociedad, de las complicaciones, las alegrías y las problemáticas.

Más que voluntariado hay vocación de servicio hoy en quien se entrega y pone el pecho para fortalecer y desarrollar una biblioteca. Porque en ese chico, ese alumno, ese estudiante, ese padre y ese abuelo que viene a la biblioteca, ustedes tienen que hacer frente y contener una historia, un presente y el desafío de un porvenir y un futuro de quien acude a la lectura de un libro.

En esa causa, en ese momento, en ese desafío estamos unidos. Yo quiero trasmitirles eso, es una causa compartida: hay esfuerzo compartido porque hay responsabilidades compartidas.

Nosotros estamos convencidos de la importancia del rol que debe asumir el Estado de articulador del entramado social y del desarrollo económico de nuestro pueblo desde la labor que cumplen las bibliotecas.

Yo estoy de acuerdo. Ojalá que la próxima vez no nos encontremos para entregar un cheque, sino que llegue por transferencia bancaria y que sea el reflejo de la buena salud, contable, legal y estatutaria de cada una de las bibliotecas.

Y que podamos sí dar nuevos pasos en este trabajo de fortalecimiento institucional. La carpeta que prepararon, lo que cada uno manifestó, las cuestiones que están vinculadas a la infraestructura, a lo pedagógico, a lo humano, a los insumos, a los talleres que han ido incorporando en las bibliotecas.

Todo esto tiene razón de ser en una premisa que quiero reiterar y les dije la otra vez: vamos a trabajar desde el gobierno con ustedes para que cada día haya una nueva biblioteca, y para que cada día no cierre una biblioteca, sino que se abra una más.

Yo sé que están cargados con una mochila de responsabilidades, de expectativas, de problemas, pero quiero que sientan en el gobierno uno más. Por ahí decían: ‘esperamos que nos visiten’. Esperamos que nos visiten ustedes. Nosotros tenemos la obligación, cuando vamos a una ciudad, de pasar por las bibliotecas. Cada integrante del gobierno tiene que pasar a echarle una mirada y a compartir el calor y el amor que cada uno de ustedes le pone en cada biblioteca. No es visitarlos, es hacernos uno con ustedes.

Sin lugar a dudas que tenemos que consensuar un plan. Hay cuestiones que son particulares de cada una y hay otras cuestiones que hacen a todas las bibliotecas por igual. Tenemos un gobierno abierto, queremos tener un gobierno abierto. Estas reuniones que llevamos adelante no son restringidas o mérito exclusivo de los bibliotecarios, así queremos trabajar porque es lo que nos hemos comprometido con las distintas instituciones.

Lo que no queremos es que bajen los brazos. Lo que queremos es levantarles los brazos y agradecerles todo el trabajo que hacen. En las bibliotecas se juega el porvenir y el futuro de nuestros hijos y nietos. No tengan dudas que en la biblioteca nos encontramos todos. La excusa es el libro.

Comparto cuando me dicen con los problemas que se encuentran, pero sepan que hay un gobierno que está de pie, cercano, que transita el recorrido de cada calle, barrio, pueblo, paraje y ciudad, y una sociedad que espera y los necesita, que necesita de las bibliotecas abiertas.

Con los tiempos que han corrido, con los tiempos estos modernos, de lo digital, el avance de las telecomunicaciones; en ese marco, las bibliotecas siguen teniendo un rol protagónico. Por eso estamos aquí para reivindicar y reconocer que hay porvenir y futuro en las bibliotecas, que garantizan el desarrollo social. Si no hay desarrollo social, no hay porvenir ni hay futuro. Nosotros estamos convencidos de la importancia de cada uno de ustedes.

Estas reuniones se abren y tienen agenda continua y permanente. ¿Dónde? Donde nos encontremos, sin tantas programaciones. Ustedes tienen la puerta abierta de la Casa de Gobierno para venir a buscar ese ánimo, ese apoyo, esa mano que se necesita para poder fortalecer esta actividad.

Vamos a ir superando escollos y avanzando, pero -como bien dijeron- también cada objetivo que se alcanza es un nuevo punto de partida, porque siempre queremos más. Los neuquinos juntos podemos más porque queremos más. Nosotros estamos agradecidos y comprometidos con el trabajo de ustedes.

Mi padre presidió la biblioteca Alberdi durante un tiempo y sé lo que esto implica: llegar tarde más de una noche, no poder estar a la hora de cenar con sus hijos, con su mujer. Mas también debo transmitirles que cuando estaba en la etapa final de la universidad y ya a uno le gana la ansiedad por terminar…

Soy producto de la educación neuquina: jardín de infantes, escuela primaria, secundaria, universidad. Todo. Tuve la gracia de Dios y la vocación de servicio, de maestros y profesores de enseñarme en cada una de esas instancias.

Y cuando llegó la fase final de mi carrera universitaria aquí en la Universidad Nacional del Comahue, cuando ya no me quedaban piezas, ambientes y casas de amigos para ir a estudiar -uno iba buscando distintos ambientes para poder entretenerse y sacar distintas materias-; un día en cuarto año le pregunté a mi madre, que es profesora de Geografía ya jubilada de la Universidad Nacional del Comahue, entregó su vida allí, le conté lo que me pasaba. Y me dice: ‘¿No has ido a la biblioteca de la universidad?’ No.

Mis últimos dos años los viví en la universidad. Cursaba a la noche y por la mañana me levantaba, desayunaba y empezaba a caminar nuevamente hacia la universidad.  Y estudié mi etapa final en la biblioteca de la Universidad Nacional del Comahue. Almorzaba ahí: un sándwich en el Centro de Estudiantes. Pasaba el día entero en la universidad. Y ahí recuerdo que encontré la paz y la tranquilidad, en el silencio, el acompañamiento, el amor de cada bibliotecario que me recibía cada día para encarar el desafío final de mi carrera.

Los quiero un montón y sé del esfuerzo, el amor y el cariño en la vocación de servicio que cada uno de ustedes le pone. Sepan que no están solos, que hay un gobierno que tiene la responsabilidad de estar de pie, al lado y acompañando a cada uno de ustedes, para enfrentar estas difíciles situaciones nuevas en las cuales nos encontramos en las bibliotecas.

Las bibliotecas son la casa de la familia, del neuquino, y yo voy a seguir trabajando fuertemente para que esa puerta esté abierta de par en par. Felicitaciones y muchas gracias.