El rol de los padres en el desarrollo y la crianza de los niños

El rol de los padres en el desarrollo y la crianza de los niños

marzo 23, 2010

Desde la subsecretaría de Salud se destacó la importancia del acompañamiento de los padres en el proceso de crecimiento de los hijos. Este desarrollo implica para los niños vivir múltiples cambios, que interrelacionan lo biológico, lo psicosocial y lo emocional.

El crecimiento de los hijos implica vivir múltiples cambios, que interrelacionan lo biológico, lo psicosocial y lo emocional. Desde el deslumbramiento de las primeras sonrisas y la aparición del primer diente, a la independencia de quien puede llegar -gateando o caminando- al sitio que desea. Así, cada ser se va construyendo, etapa tras etapa, aunque esa tarea no la desarrolla en soledad.

“Porque vivimos con otros, necesitamos cuidarnos y protegernos”, expresó Marisa Castilla, del centro de salud Almafuerte, y agregó que “los límites son ordenadores emocionales que permiten crecer y vivir, para luego convivir”. La familia y el entorno directo, cumplen un rol fundamental en el desarrollo evolutivo del niño.

Limitar puede sonar a restringir, a falta de libertad o a prohibición. Sin embargo, en el contexto del crecimiento y desarrollo del sujeto, los límites son aliados que marcan las sendas dentro de las cuales se puede caminar seguro y a salvo, porque como sostienen los especialistas: “no se puede todo, no se puede siempre”.

Por esto, son los adultos los encargados de acompañar el aprendizaje de los más pequeños, dejando que exploren y obtengan sus propios descubrimientos, siempre y cuando se desplacen dentro de un marco saludable. “‘Por acá se puede andar seguro’, más que de límites, hablamos de contención, y es el adulto quien tiene que contener al niño”, afirmó Marcela Pose, médica referente del departamento de Salud Materno Infantil y del Adolescente de la subsecretaría de Salud, quien definió a esta tarea también como “una obligación, porque el rol del adulto, es el del cuidado y el de poder diferenciar qué es seguro y que no”.

Los límites son una construcción continua. “Cuando es chiquito, se relacionan a las rutinas, los tiempos para dormir, para comer, para jugar, los ritmos”, explicó Castilla, e hizo hincapié en algunos puntos indispensables: “la distinción entre uno y los otros, el respeto hacia uno mismo, el cuidado de mi cuerpo y el cuidado del cuerpo de los demás, todo esto se va construyendo y se relaciona con lo que es saludable para el sujeto”.

A su vez, Castilla aseguró que “los primeros años de vida, en el desarrollo de la personalidad, son sumamente importantes, porque son la base, y la familia en todo ese proceso, cumple un papel importante en lo que se llama ‘socialización primaria’. Lo que tiene mucho que ver con cómo se va construyendo como sujeto, es decir como persona”.

Por otro lado, Pose aclaró que “el ser humano es dinámico y que los chicos afortunadamente encuentran otras oportunidades o alternativas superadoras, por lo que la falta de un límite, no necesariamente estigmatiza a un niño, sino que él puede encontrar repararlo de otra manera, resolverlo o encontrar el límite en otro ámbito”.

Establecer lazos de comunicación

Las pautas se deben establecer en el marco del “respeto a los derechos de todos”, manifestó Castilla, y remarcó: “los niños tienen derecho a enojarse y a no estar de acuerdo, y los adultos tienen el derecho y la obligación de manifestar lo que está permitido y lo que no”.

A su vez, los límites suelen entrecruzarse con los sentimientos, por lo que se recomienda permitir que el chico y el adulto puedan manifestarse. Por ese motivo, una forma efectiva de transmitir pautas es el diálogo. Adriana Rodríguez, médica generalista de San Martín de los Andes, manifestó que “hablarle al niño y ponerle palabras a lo que él siente, nos acerca por empatía a sus sentimientos. Él siente que lo comprendemos o al menos que respetamos lo que siente”.

En cuanto a la forma de comunicarse, Castilla recomienda “ser claro, utilizar palabras sencillas para que sea fácil de comprender, mirar a los ojos, emplear un tono firme, sin necesidad de elevarlo y hablar de manera asertiva”. Además, es importante “explicar el por qué, para que ellos entiendan las razones, no humillarlos y evitar decir frases como: ‘si hacés eso no te voy a querer más’”.

El acompañamiento del adulto debe ser continuo, porque los límites son construcciones que se van desarrollando desde chicos y en lo cotidiano. Por eso mismo, “debe haber permanencia y coherencia en los mensajes y actos de los mayores, quienes deben poder mantener sus posturas”, afirmó Castilla.

Cuando una situación no se puede controlar a través de las palabras, Castilla recomienda recurrir a la “contención corporal”, porque “acercarnos y poder dar un abrazo, ayuda”.

Pautas madurativas

Si bien todas las familias son distintas e incluso cada niño posee un ritmo propio de desarrollo y maduración, existen parámetros que pueden ser útiles para los padres, “porque por ahí -como padres- exigimos cosas a los chicos, para las que no están maduros, desde lo biológico y hasta lo emocional”, dijo.

Los parámetros incluyen factores relacionados a la motricidad, lo psicosocial y el área del lenguaje. Por ejemplo, la profesional mencionó: “hay una etapa en la que los chicos quieren tirar todo y las mamás se ponen muy mal, pero esto a nivel de su desarrollo emocional es importante. Si uno le dice ‘no podés hacer eso’, en realidad no estás ayudando, pero si los padres pueden entender que eso es normal y que está bien que tire, ya que es necesario, podemos pensar en qué juguete le damos al bebé en esa etapa”.

Todas estas situaciones permiten al adulto intervenir y potenciar el desarrollo de cada niño. En la Libreta de Salud del Menor se encuentra información al respecto y además, se puede consultar en los controles médicos de rutina.

Un aliado: el equipo de Salud

En el centro de salud Almafuerte de la ciudad de Neuquén, la sala de espera fue transformada en sala de juegos, para que los niños y niñas se entretengan y diviertan, mientras sus padres esperan el turno. Pero eso no es todo, tal como comentó Castilla, “aprovechamos la sala de espera y trabajamos con los padres y las embarazadas sobre distintos temas, de acuerdo con las edades de los chicos que están citados ese día para el control médico, preparamos temas y abordamos los que van manifestando ellos”.

Explicó que “queremos incorporar este lugar como un espacio de intercambio, porque en realidad es un sitio en el que naturalmente las mamás se ponen a charlar y empiezan a comentar cosas relacionadas a la crianza”.

Del mismo modo, Pose comentó que “en cada centro de salud se organizan actividades de este tipo, de acuerdo con las necesidades de su población, según los tiempos, la disponibilidad, con grupos de apoyo a la crianza y con otras modalidades”.