El Proda puso en marcha el Club de la Huerta Orgánica

El Proda puso en marcha el Club de la Huerta Orgánica

abril 1, 2009

Es un proyecto de Agricultura Sostenida por la Comunidad que se implementó como una salida a la creciente demanda de comercializar los excedentes que se producen cada temporada en las unidades productivas. Hasta el momento se llevan procesados y entregados más de 1.400 kilos de verduras y se repartieron alrededor de cien canastas a consumidores.

Proda.

El Programa de Desarrollo Agroalimentario Proda, dependiente del ministerio de Desarrollo Territorial, puso en funcionamiento un proyecto de Agricultura Sostenida por la Comunidad (ASC), bajo la modalidad de prueba piloto, llamado El Club de la Huerta Orgánica.

La experiencia consiste en la entrega semanal -a un número limitado de consumidores locales- de una canasta con verduras frescas y otros productos provenientes de las Huertas Protegidas que el programa desarrolla en los barrios neuquinos y otras localidades vecinas como Centenario, San Patricio del Chañar y Senillosa.  

Hasta el momento se llevan procesados y entregados más de 1.400 kilos de verduras y se repartieron alrededor de cien canastas con alimentos libres de agroquímicos a consumidores.   

En convenio con la Asociación Neuquina de Nutricionistas, las canastas están diseñadas para el consumo semanal de una familia tipo. Su contenido varía de acuerdo con la oferta existente en las huertas, tratándose de verduras cosechadas en el día, algunas variedades de frutas, plantas aromáticas, conservas, dulces, deshidratados, huevos y eventualmente cervezas artesanales, plantines de flores y otros productos anexos como lombricompuesto.

En cada reparto se agrega información nutricional, recetarios de cocina que sugieren el uso de los alimentos suministrados, y técnicas de conservación de hortalizas y aromáticas para su mejor aprovechamiento.

Desde el ministerio de Desarrollo Territorial se destacó que esto, que en principio parece un simple servicio de entrega puerta a puerta, implica la puesta en funcionamiento de un sistema con amplios alcances sociales, ya que en definitiva se trata de una práctica de economía solidaria y comercio justo que acerca directamente a productores y consumidores, con el fin de hacer de la producción primaria una actividad sostenida en el tiempo, evitando las especulaciones del mercado.

Además, se agregó, conlleva un compromiso concreto con el medio ambiente, puesto que el trabajo en las huertas contribuye al cuidado y saneamiento ambiental; se impone como una propuesta alimentaria que contribuye a mejorar la calidad de la dieta de aquellas familias que intervienen; y, entre otras cosas, genera trabajo y desarrollo local a partir del fortalecimiento de emprendimientos asociativos.

El Club de la Huerta Orgánica

El Club de la Huerta Orgánica se implementó como una salida a la creciente demanda de comercializar los excedentes que se producen cada temporada en las unidades productivas. Muchas familias huerteras del programa que están pasando de una modalidad exclusivamente de autoconsumo a formas iniciales de comercialización, vieron en esta propuesta una posibilidad concreta para vender sus productos.

Por ello más de 40 huerteros y huerteras con experiencia en el programa asumieron un compromiso extra para garantizar el volumen de producción requerido. Como contraparte, se seleccionaron otros tantos consumidores dispuestos a respaldar la experiencia durante los meses de marzo y abril.

De esta forma se monitorean tanto los aspectos productivos como los de organización y funcionamiento, y se atienden las preferencias y solicitudes alimentarias de los consumidores.

En este sentido, el Proda intermedia en la organización de las tareas técnicas y operativas, resolviendo y sistematizando cuestiones logísticas y financieras, para evaluar luego la forma en que proseguirá esta modalidad, previendo relanzar la propuesta en la próxima temporada de cosecha a una escala mayor y teniendo como objetivo final que el sistema quede con el tiempo en manos de productores-consumidores.

La Agricultura Sostenida por la Comunidad en el mundo

Estos sistemas se consolidan como modalidades productivas que plantean de una manera diferente la relación productor-consumidor, permitiendo que la gente que trabaja la tierra desempeñe esta actividad según modelos de economías sociales.

El consumidor abandona su rol pasivo y se transforma en un “coproductor”, ya que mediante el ejercicio de una responsabilidad social del consumo afianza las actividades productivas primarias.

En general se trata de que los pequeños productores tengan un mercado cerrado exitoso en pequeña escala. De esta manera, se busca aumentar la producción local de alimentos, la calidad de la alimentación y el cuidado de la tierra, las plantas y animales, mientras se reducen sustancialmente los desperdicios y los riesgos financieros para los productores.

El sistema nació en la década de 1960 en Japón, Alemania y Suiza, como respuesta a los problemas de la alimentación sana y de la urbanización de los suelos agrícolas.

Funcionamiento

El diseño de base incluye un grupo de consumidores dispuestos a financiar el presupuesto de una unidad de producción con el fin de obtener alimentos de calidad y un grupo de productores que valore el cultivo orgánico y las buenas practicas agroecológicas por encima de las variables estrictamente económicas (demanda-oferta).

En algunos países los consumidores llegan a financiar las futuras cosechas y así comparten el riesgo y/o excedentes de agroalimentos con el agricultor.

Esto permite vender la cosecha a mejores precios, ya que se eliminan los intermediarios y beneficia al consumidor en cuanto obtiene productos de procedencia cierta a un precio justo.

Asimismo, libera al agricultor de la difícil tarea de mercadeo de productos perecederos, pudiéndose concentrar en los aspectos de producción.

Beneficios del programa

– Mejora la calidad alimentaria y la producción orgánica.

– Contribuye al cuidado y saneamiento ambiental.

– Incentiva el uso racional de la tierra. La mayoría de las ASC deben suplir una gran variedad de productos (20 y 40 tipos diversos), lo cual evita los monocultivos y conduce a un desarrollo sostenible.

– Une al agricultor con el consumidor, permitiendo un diálogo directo entre las partes.

– Incentiva la formación del sentido comunitario y cooperativo entre las unidades productivas y sus asociados.

– Permite al agricultor tener una garantía de la venta de sus productos a precios ciertos.

– Libera el tiempo del agricultor para dedicarse a labores productivas.

– Incentiva al consumidor a visitar las unidades productivas y observar las condiciones bajo las cuales se producen los alimentos.

– Crea redes de intercambio y fortalece emprendimientos asociativos.

– Mejora el precio de venta de los productos a los agricultores al eliminar las cadenas de intermediación.

– Mantiene el flujo del dinero que se gasta en alimentación en las economías locales.

– Reduce los volúmenes de basura.