El Proda propone cultivos no tradicionales en las huertas urbanas

Con el fin de aumentar la biodiversidad en las huertas urbanas y ensayar propuestas productivas sostenibles que puedan ser tomadas por los huerteros neuquinos, el Programa de Desarrollo Agroalimentario (Proda), dependiente del ministerio de Producción e Industria, inició una serie de pruebas para incorporar nuevas especies hortícolas a las propuestas de siembra y cultivo.

De esta manera, el programa se prepara para sumar cultivos que son novedosos en la agricultura local como la incorporación de variedades de tomates negros y de corazón azul, albahacas de hojas gigantes, berenjena roja, broccolini, lechugas pecosas, sandías ratón y variedades asiáticas.

A propósito de esta nueva línea de trabajo, el titular del programa Ariel Zabert, sostuvo que “la producción hortícola, ya sea para autoconsumo o bien para satisfacer demandas de comercialización, se enriquece con los cultivos no tradicionales. Mediante la incorporación de estos nuevos cultivos posicionamos a la provincia en un lugar de liderazgo de la agricultura urbana”.

Agregó que de este modo “no sólo se satisfacen gustos personales de los propios huerteros sino que con el tiempo permitirá una oferta excepcional para el sector gastronómico, que ya ha comenzado a demandar en las huertas productos especiales para una gastronomía gourmet”.

En la huerta protegida del Proda ubicada dentro de la escuela popularmente conocida como “Padre Fito”, ya se comenzó la siembra y cultivo de las nuevas especies, a partir del compromiso y el entusiasmo del grupo de agricultores urbanos que diariamente trabajan en la unidad productiva.

Guiados por la ingeniera agrónoma del programa que realiza el seguimiento técnico de la huerta, los emprendedores se familiarizan con los nuevos cultivos que requieren de mucha más atención y observación para poder evaluar su adaptación a las condiciones bioclimáticas locales e ir probando técnicas de cultivo y cuidados específicos.

Zabert indicó que “con el cultivo de especies no tradicionales ganan los huerteros que incorporan nuevos productos a su dieta y a sus posibilidades de comercialización, gana el público cada vez más interesado en consumir productos frescos y que respondan a estándares de alimentación saludable, y también gana el medio ambiente puesto que la biodiversidad es un requisito esencial para hacer de la actividad hortícola un práctica ambientalmente sustentable”.

Experiencias en cultivos no tradicionales

Esta iniciativa tiene como antecedente reciente la rápida asimilación de especies como el akusay y el kale entre las familias huerteras. Estas variedades fueron incluidas en las últimas temporadas a las planificaciones de siembras con resultados positivos, tanto en la ambientación climática como en la aprobación social, ya que han sido rápidamente aceptadas e incorporadas a las preferencias culturales y dietas alimentarias.

Desde el año pasado se cultivan tres variedades de kale: uno tradicional, uno violeta y otro de nervaduras moradas. Los tres se han adaptado y desarrollado muy bien, por lo que ya se han cosechado semillas para su resiembra.

El Kale ha demostrado que puede estar en tierra durante todo el año, lo que posibilita ir cosechándolo de a poco y completar su ciclo para producir semillas. Por su parte, el Akusay tiene su período de desarrollo durante todo el invierno y luego produce buena cantidad de semillas, lo que permite su cosecha y además genera almacigueros naturales.

Sólo el Akusay se ha mostrado susceptible al daño de babosas, por lo que en las huertas han incorporado métodos de control agroecológico. Funcionan bien las trampas de cerveza y también cosechar las hojas de afuera y atarlo suavemente como el repollo para evitar el daño de orugas y babosas en sus hojas exteriores.

Tanto el kale, el akusay como también la mostaza y la misuna son variedades incorporadas hace pocas temporadas, con buenos rendimientos dentro y fuera de los invernaderos.

También con la implementación de una línea de trabajo orientada a la producción de cucurbitáceas y especialmente a partir del estímulo que significó el concurso Ciudad Zapallo, muchos agricultores urbanos comenzaron a sembrar especies consideradas exóticas para la región como los zapallos Turbante Turco, Patisson Bonetero, o la tradicional calabaza de Halloween.

Incluso variedades que en otras regiones del país son sumamente apreciadas como es el caso del Cayote, que es un tipo de zapallo muy utilizado en el norte argentino para la producción de dulce, han comenzado a ser demandadas entre la población local productora y consumidora de agroalimentos.

Con respecto a la producción de estevia en las huertas, el cultivo se adaptó muy bien a las condiciones locales, su desarrollo se mostró normal durante la temporada de primavera-verano, y ha demostrado no tolerar el frío y las heladas aún dentro de los invernaderos, por lo que las plantas que comienzan a secarse por el frío, se las ha podado y se espera rebroten esta nueva temporada.

Si bien ya se han producido plantas madres para la cosecha de semillas, tiene buena respuesta a la reproducción por métodos agámicos, más específicamente a partir de acodos terrestres, que es un método sencillo de propagación que permite que la planta desarrolle raíces en alguno de sus tallos sin separarlo de la planta madre, simplemente doblando un tallo bajo, tierno y flexible, y enterrándolo en el suelo para que una vez enraizado se pueda separar de la planta madre y generar una nueva planta.

De esta manera, los huerteros experimentan nuevas variedades de cultivo, diversifican sus productos y enriquecen la biodiversidad de las huertas urbanas. Por otra parte, se amplían las propuestas agroalimentarias y la valoración social sobre la agricultura urbana neuquina, que a través del programa Proda se muestra como una actividad que se posiciona en un lugar cada vez más relevante en la producción local de alimentos saludables.