El escudo provincial cumple 51 años

El escudo provincial cumple 51 años

septiembre 18, 2009

El 19 de septiembre de 1958, por Ley provincial 16 se creó el escudo de Neuquén al adoptar un trabajo de Mario Aldo Mástice. Desde la provincialización, se utilizó el Escudo Nacional durante tres años consecutivo.

Jorge Sapag junto a Mario Aldo Mástice.

El Escudo oficial de la provincia cumple mañana 51 años de vigencia. El 19 de septiembre de 1958, la ley 16 se instituyó el diseño de Mario Aldo Mástice, presentado en el concurso realizado por la oficina de Intervención Federal, entidad absorbida actualmente por el Consejo Federal de Inversiones (CFI).

Neuquén se transformó en provincia por ley 14.408 del 28 de junio de 1955 y desde entonces y durante tres años, se usó el Escudo Nacional. Hasta que en 1958 y constituidas las instituciones del nuevo Estado provincial, se sanciona la ley 16. La intervención federal había llamado a concurso nacional para lograr el diseño el 25 de febrero de 1958.El artículo 3° de la ley 16 precisaba además, que “el Escudo original referido y descripto en los artículos 1° y 2°, quedará en custodia en esta Honorable Legislatura y fuera tenido como modelo patrón en todas las representaciones que del mismo se hagan”. Así se conserva, en el hall de ingreso del edificio de este Poder del Estado, en calle Luis Federico Leloir 810 de la ciudad de Neuquén, en una vitrina construida especialmente y que data de esos mismos tiempos.

Interpretación

“Su forma estilizada y el equilibrio todo que trasunta su figura, es el sentir del siglo que tuvimos, el adelanto y la superación”, dice en detalle la ley 16, y agrega: “Los laureles y el sol -parte de nuestro Escudo Nacional- simbolizan el legado de gloria y libertad heredado de nuestros mayores y junto con el azul celeste y blanco, son testimonio de argentinidad”.

El artículo 2 de la mencionada norma, especificaba todas las características del diseño de Mario Mástice, haciendo hincapié en su forma, atributos, ornamentos y lectura heráldica.

“La figura del Lanín -agrega- la más bella expresión de nuestra cordillera nevada, por la majestuosidad de su forma -milagrosamente perfecta- y por la imponencia de su cúspide bravía, representa junto con el pehuén, nuestro árbol típico- el Neuquén de la leyenda y el indio, el del arcano telúrico, el de la historia nunca aprendida”.

Mástice quiso simbolizar con “las dos manos en actitud de ofrenda, la sensación de la naturaleza que, pródiga, dispensa sus dones a esta tierra del Neuquén. Los extremos de sus dedos sostienen una diadema de dieciséis estrellas que corresponden a cada uno de los Departamentos que componen la provincia, simbolizando con esta representación, su vida, sus afanes, su indivisibilidad y su venturoso porvenir”.

Por último, “de entre sus palmas extendidas se desprende un río caudaloso, típico de montaña -como el Limay y el Neuquén- que sintetiza en su figura, el significado de impetuoso, fuerte y arrogante del vocablo araucano Neuquén, así como de la provincia que adoptó su nombre”.

Su forma y atributos

La ley continúa describiendo: “La forma del escudo neuquino es hexagonal irregular simétrica. En su parte superior un vértice central donde caen ambos lados en suave declive, formando amplio ángulo. A sus extremos nacen los laterales que angostándose hacia abajo, se unen al ángulo inferior, cuyo vértice perpendicular al centro, constituye la base”.

“Posee un contorno dorado. Fondo celeste simulando el cielo. Sobre él se recorta imponente la estampa de un pico en color azul, nevado en gran parte de su cumbre. Por sobre ella y en el eje mismo del Escudo, emerge la figura de un Pehuén en color verde oscuro con contorno en blanco, realzando su silueta sobre el azul y el celeste”.

“Por timbre, un sol naciente, estilizado, de oro, de cinco crestas mayores y ocho menores, intercaladas de a dos entre las anteriores. Completan el ornamento exterior, en la base, dos ramos cortos y rectos, estilizados de laurel de sinople y fileteados de oro. Cada ramo formado de siete hojas, las tres superiores dentro del campo, y las tres inferiores paralelas a ellas fuera de él, y en ambos ramos, una séptima hoja sobresaliendo en el centro de cada extremo”, según el texto de la ley.