Discurso del gobernador Jorge Sapag en la reinauguración del aserradero en Abra Ancha. 7 de febrero de 2012.

(…) Hoy es uno de esos días en que yo miraría la montaña, el cielo y le diría a Dios: gracias Dios mío, no necesito nada más que esto. Porque son momentos, como decía Cacho (Vidal, uno de los fundadores), de grandes satisfacciones, de sentimientos muy profundos.Tenemos un hecho objetivo que es la inauguración de una planta industrial por parte de una empresa pública, pero el dato más relevante es el trabajo de tantos hombres y tantas mujeres que lo hicieron con el espíritu y el sueño de los pioneros, que lo hicieron con el sacrificio y el trabajo también de esos pioneros, sabiendo que la tierra puede generar riqueza, que se puede generar valor agregado, pero que fundamentalmente se hace en base al trabajo, al sacrificio, al esfuerzo y la constancia.

Muchos años llevó llegar hasta este momento. Las palabras de Cacho fueron categóricas. El sueño de la década del setenta, de un montón de hombres y mujeres que decidieron recorrer la provincia y buscar los capitales para unir al Estado con particulares, con inversores; para unir el esfuerzo del gobierno provincial con una empresa pública que daba sus primeros pasos. Ustedes vieron lo que representa un pino en el vivero, ustedes vieron lo que representa después de 40 años una forestación en los valles, en las mesetas y en las montañas.

Y quiero hoy también rendir un homenaje a todas las personas que trabajaron para este momento. Mencionaba Cacho a Rodríguez, que desde Corfone (Corporación Forestal Neuquina) fue un incansable trabajador. Pero en la persona de él, el homenaje a todos los trabajadores del Copade (Consejo de Planificación y Acción para el Desarrollo), a todos los trabajadores de Corfone, a los que estuvieron, a los que están hoy, a los que tuvieron la visión.

Y quería compartir con ustedes algo que mi padre Elías me decía siempre con respecto a la forestación. Mi abuelo llegó a principios del siglo XX, en 1913, a Zapala. Y a él y a sus hermanos el gobierno nacional les dio tierras en Covunco, lugar desértico, con un arroyo como el Covunco que permitía algunas tareas culturales. Hizo un canal de siete kilómetros. El agua se le perdía en los médanos y con champas que sacaba de orillas del río champeaba el canal y permitía que el agua llegara hasta los médanos para plantar álamos, sembrar alfalfa y tener algunos frutales. Mi padre continuó con esa tarea, tarea que ya venía de ancestros que se dedicaban en el Líbano a los cedros y a los manzanos. Mi padre decía siempre, parafraseando a un poeta, ‘yo planto por los que no plantan, yo siembro por los que no siembran, quiero llenar de frondas estas laderas para que otros las disfruten cuando yo me muera’.

Y hoy cuando uno ve que transcurrieron 40 años y muchas de las personas que forjaron estos sueños y que hicieron realidad y posible esto no están; tenemos que rendir ese sentido homenaje, porque cuando uno planta para 40 años hacia delante lo que está plantando son sueños. Como nos dijera el otro día el presidente de Uruguay (José Mujica) a Lola (Carolina Lanusse) y a mí, es hacer poesía. Gracias a todos los que hicieron poesía en Abra Ancha. Gracias a todos los que escribieron estas letras maravillosas, en moldes de oro, que significan trabajo, esfuerzo y oportunidades.

Y quiero hacerle un homenaje a Felipe Sapag, que en el año 2010 dejó de acompañarnos físicamente por esas leyes también naturales de los ciclos de la vida. Y él era un visionario, era un hombre práctico, de medidas ejecutivas, de pocas palabras. Pero de hechos y de realizaciones. Y quizás le tocó gobernar en tiempos difíciles, en tiempos donde no había recursos. Pero fueron capaces, como decía Cacho, él y todos los que lo acompañaron, de plantar, de hacer viveros, de soñar industrias.

Así que Cacho, realmente gracias por esa visión, gracias por la grandeza también de no aceptar un cargo que lo aceptaste como vicepresidente ejecutivo que tal vez tiene más tarea que el presidente. Porque muchos dicen: el que sabe, sabe, y el que no, es jefe. Entonces los que saben tienen que estar al frente de las decisiones y de las responsabilidades. Y Alfonso Creide, que también secaba la madera, tuvo la grandeza y la humildad de decir: Cacho, si me acompañás, yo voy. Porque hay que saber.

Y nosotros, como decía Javier (Van Houtte, subsecretario de Producción), cuando tuvimos que montar esta industria, teníamos que preguntar, teníamos que ir a preguntarles a los que saben, teníamos que preguntarles a los que venden máquinas y a los que realizan estas mismas actividades. Por eso gracias Stuart por estar presente, gracias por venir desde Las Marías a la provincia del Neuquén, a nutrirnos de inteligencia, de ideas, de creatividad y a no equivocarnos.

Por esto que decía Leandro (Bertoya, ministro de Desarrollo Territorial), que tenemos la obligación de demostrar que la empresa pública bien gestionada, bien gerenciada, es tan importante como la empresa privada. Nosotros pusimos a disposición de la actividad privada la posibilidad del aserradero y al no encontrar ofertas decidimos como empresa pública integrar los procesos, desde tener los viveros, tener la forestación, tener la industria, la comercialización y llegar con Corfone a vender las tablas, a vender los tacos que necesitamos para los bines, a vender la madera que necesita la región.

Con esta maquinaria y con su tecnología podemos tener en este momento el aserradero más importante de la Patagonia, no solamente por la cantidad de madera que va a procesar, sino también por la calidad de la tecnología que hemos incorporado. Podemos decir con orgullo a los cuatro vientos de la Patagonia y de la República Argentina que hoy en Abra Ancha se está inaugurando la planta más importante de la Patagonia.

Y vamos a pasar a producir de 80 mil pies que producíamos por mes, vamos a pasar hoy, a partir del momento que las máquinas empiecen a funcionar, 300 mil pies por mes. Es una multiplicación de la producción hecha con eficiencia y con tecnología.

Al mismo tiempo ya tenemos para inaugurar también el aserradero de Las Ovejas. También se están construyendo las diez viviendas en Andacollo. Como decía Javier, esas mil viviendas con tecnología propia, de Corfone, con ladrillos de madera, fácilmente articulables por un diseño propio, que ya lo hemos implementado en Ruca Choroi, donde mañana -si Dios quiere- queremos ir a visitar los cuatro dormis que se hicieron para el camping mapuche que se encuentra en Ruca Choroi. Ya lo hemos implementado en Vista Alegre, Neuquén, Colipilli y ahora en Andacollo. Estamos felices de que también Corfone, en materia de construcción de viviendas, es la vanguardia.

Y creo que los hechos hablan más que mil palabras y que mil discursos. Ahora cuando pongamos en marcha esta planta industrial, después de cortar la cinta, cuando empiecen a escucharse los motores de este aserradero levantado en Abra Ancha por el trabajo y la constancia de los trabajadores de Corfone, por los proveedores, por el aporte de los clientes y por los que nos han facilitado el acceso a la tecnología. Cuando empiecen a sonar estos motores, empezará a sonar también en la provincia una voz clara que dirá que aquí en la provincia del Neuquén hay un pueblo que tiene la firme e indeclinable voluntad de progreso, la firme y férrea voluntad de salir adelante. Cuando hay un pueblo que tiene fe en si mismo para salir adelante, no hay absolutamente nadie que lo pueda detener.

Muchísimas gracias.