Discurso del gobernador Jorge Sapag durante la ceremonia del inicio del ciclo lectivo. Martes 28 de febrero de 2012, Villa La Angostura.

Con poco protocolo pero gracias por poder estar en esta casa, gracias Claudia (Ravalle, directora de la escuela), por esta posibilidad de inaugurar las clases en la provincia en este lugar tan lindo, tan emblemático, gracias Roberto (Cacault, intendente) también, porque en esta ciudad tenemos puesta también toda nuestra mirada y todo nuestro corazón.A todos los alumnos, a los docentes, al personal no docente, a todas las autoridades que en Educación tienen que ver con esta tarea tan noble, con esta tarea tan primordial que es necesaria para una sociedad.

Quiero agradecer y reconocer el trabajo de todos los docentes, del personal no docente, el esfuerzo de los alumnos, el trabajo de los padres en esto que Claudia decía que es la conjunción de la tarea que tiene la escuela y la familia, dos instituciones tan importantes a lo largo de la historia y que van a seguir siéndolo, porque están en la esencia del ser humano. Y quiero agradecerles la tarea cotidiana que hoy empieza, seguramente en la formalidad del inicio de clases pero que nunca termina, porque si bien hay descansos y vacaciones, la cabeza de cada uno, tanto de quienes enseñan como de quienes aprenden sigue trabajando. Y esa es la tarea de la formación.

Porque en la escuela podemos trabajar mucho para la información, podemos tener computadoras, televisores que nos traigan conocimientos, juegos, podemos tener mucha formación artística, deportiva, pero lo más importante es la formación en los valores que va quedando en cada uno de ustedes, chicos y chicas.

Esos valores que tienen que ver con el respeto, con la responsabilidad, con el trabajo, con el estudio, con la dedicación, que va forjando una personalidad. Que va forjando personitas y personas que en la sociedad van a ir produciendo los cambios para ellos mismos y para la sociedad. Por eso también va todo mi reconocimiento a los que han hecho posible que este día tan emblemático sea posible. A cada obrero y cada trabajador que ha estado en la reparación, en la preparación de las escuelas, en la pintura, en las tareas de mantenimiento, en la limpieza de tanques. 700 edificios en toda la provincia, de ellos, 550 en el interior.

Y quiero agradecerle a los intendentes, porque con ellos organizamos la tarea de mantener las escuelas en forma descentralizada. Y los intendentes con los directores, con los cuerpos directivos de cada uno de los establecimientos trabajamos intensamente en estos dos meses para que esta tarea descentralizada hacia los municipios y comisiones de fomento hiciera posible hoy el inicio de clases. Seguramente vamos a tener edificios en donde hay que seguir trabajando y durante todo el año. Vamos a tener que construir nuevas aulas, nuevos edificios y nuevas escuelas. Esto es una tarea permanente. Es una tarea de todos los años y de todos los gobiernos. El Estado tiene que estar presente siempre generando mayor y mejor infraestructura, pero la que tenemos hay que sostenerla y mantenerla. Y agradecer a Educación y a Obras Públicas por la tarea también en la ciudad de Neuquén donde 150 edificios recibieron este mantenimiento.

Quiero en este agradecimiento y en este reconocimiento, hacer también un reconocimiento a los representantes gremiales, a los sindicalistas que también, dentro del sector Educación, se sumaron a la tarea de estar preparados para que hoy este inicio sea posible. No solamente con el trabajo en los edificios sino fundamentalmente con los trabajos en los acuerdos, en ponerse de acuerdo e independizar los acuerdos salariales de las tareas educativas. Es posible este camino, es posible discutir los temas que tienen que ver con la organización de la educación, con la tarea de respetar los días de clase que necesitan tanto los niños como los adolescentes, como los adultos, para que la educación sea posible.

Esta sociedad del conocimiento es cada vez más exigente, esta sociedad del conocimiento hace que la educación sea la tarea primordial. Sin educación es imposible construir democracia; sin educación es imposible construir ciudadanía; sin educación es muy difícil construir la historia personal de cada uno de los individuos que componen la sociedad, por eso la educación es central. Educación, trabajo, alimentos, energía, progreso, vivienda, es lo que necesita una comunidad para salir adelante. Y en esta educación tenemos que encontrar la igualdad de oportunidades, la educación es un derecho, por supuesto, fundamental. Pero tenemos que ser capaces de crear una sociedad garantía, donde además de proclamar los derechos, tenemos que asegurar y garantizar que esos derechos lleguen a todos y cada uno de los habitantes. Y así se construye un contrato social. Donde no hay excluidos, un contrato social donde no debe haber excluidos. La inclusión social es fundamental. Por eso es que tenemos que trabajar por una sociedad de la convivencia y del respeto.

En una oportunidad yo tuve una charla con dos personas que fueron maestros míos también. Una abuela materna y un abuelo paterno. Mi abuela materna era docente y directora de escuela. Se inició en la década del ´30, la escuela más pobre y más alejada de la República. Y así llegó al paraje Las Cortaderas, cerca de Cutral Co y Plaza Huincul. Por ese motivo se conocieron mi madre y mi padre.

En Las Cortaderas, mi abuela, era esa maestra rural que nosotros conocemos, con esa vocación que conocemos en los docentes de la provincia del Neuquén, con la verdadera vocación de educar, de dedicar su vida, su tiempo a cada uno de los niños, jóvenes y adultos. Ella me relataba que su mayor motivación era el coraje; puesto que se trataba de una mujer muy bohemia pero muy humilde y con un coraje a toda prueba.

En la década del ´30 no había obstáculos que se le pusieran por delante en la labor de que sus chicos estuvieran bien. Por supuesto que había lejanías, silencios y abandonos porque, imaginen, que en esos años ´30 las escuelas dependían de Nación y Las Cortaderas quedaba muy lejos y la paga a veces llegaba cada seis meses. Pero igual no había obstáculos. De ella me quedó este aprendizaje: el coraje, la decisión, la lucha permanente por la educación.

De mi abuelo me quedó -y para ello quiero contar una anécdota- porque es lo que me llevó a contar en estos momentos con una gran dosis de humildad. Yo estudiaba abogacía y venía desde Buenos Aires donde cursaba los estudios a visitar a mi abuelo a Zapala.

Él siempre quería hablar conmigo de mis estudios, porque no sabía leer ni escribir. Me decía “hijo, yo estoy muy orgulloso de que usted pueda estar estudiando una carrera porque su abuelito no sabe leer ni escribir, pero le quiero dar un consejo -porque yo le hablaba mucho, le contaba todo sobre mis notas y los estudios, ya que en ese momento tenía muy buenas notas, estaba por recibirme y hasta peleando la medalla de oro en la universidad, con ese orgullo personal que quería mostrar ante él y él sólo me miraba y se sonreía, con esa sonrisa que sólo tienen los hombres que poseen gran sabiduría, aún sin saber leer ni escribir y que vivió hasta los 106 años.

Y entonces él me miraba y sonriendo me decía: “cuando usted tenga que tomar alguna decisión importante en su vida, no se guíe sólo por sus estudios ni por su inteligencia, guíese también por sus convicciones, por su corazón, por su interior; por lo que le mandan suscriptas (como se decía en ese momento), es decir, guíese por lo que le manda su intuición, su corazón y fundamentalmente, por lo que le manda su amor”.

Todo esto mi abuelo me lo decía porque él sabía que en el interior de cada uno de nosotros hay, generaciones y generaciones hacia atrás tomando decisiones y eligiendo lo mejor. Me decía también que lo más importante era defender la verdad pero nuestra verdad. No la verdad que nos imponen o nos quiere imponer desde afuera, o la verdad que se disfraza o que se inventa. Si nosotros -me decía mi abuelo- nos apegamos fielmente a nuestra verdad, el camino está abierto.

Mi abuelo también me hablaba -al igual que mi abuela, como un hombre que fue pionero, de la fe y de las convicciones- de la importancia de tener coraje, fe y muchas convicciones en lo que uno abraza; en la causa y la verdad que uno abraza para construir la historia personal. La historia personal de todos y cada uno de ustedes se construye a partir del ejercicio de la libertad del cual hablaba Claudia (Ravalle).

Si hay algo verdaderamente importante es la libertad, poder elegir, decidir, vivir su vida y, a partir de esas convicciones establecidas, que ustedes sean los que elijan cuándo y cómo cambiar porque serán dueños de su propio destino.

Al iniciar un nuevo ciclo lectivo esto es lo más importante: el hecho de trabajar en la sociedad para defender el conocimiento y fundamentalmente, para defender la libertad personal de cada uno para así construir una sociedad diferente; una sociedad en la que la solidaridad de cada uno se refleje en la construcción de una sociedad digna de ser vivida.

No fue por casualidad la elección de Villa La Angostura para inaugurar las clases este año. La historia personal de cada uno de los habitantes de esta villa, de la rural y urbana, de San Martín de los Andes, de Villa Traful, de Junín de los Andes, se vio conmovida por la acción de un gigante de la naturaleza, de un volcán que nos puso a prueba. Acción que puso a prueba esa formación y esa vida personal de cada uno; puso a prueba la fe y el coraje de cada uno y por supuesto de todo un pueblo.

Y, cuando todo ello se puso a prueba, estuvo la respuesta: la respuesta de hombres y mujeres que demostraron estar de pie y que continúan de pie frente a la adversidad para vencerla; vencerla a través de la convicción que un pueblo que se tiene fe así mismo siempre sale adelante, siempre.

Me siento feliz y emocionado de estar en Villa La Angostura; de estar hoy aquí con ustedes como también lo podría estar con la gente de Villa Traful; feliz de compartir este momento con mujeres y hombres de temple, que le hicieron frente a la adversidad, a un gigante natural y lo hicieron con todas las virtudes propias de llevar un gigante en cada una de sus personas.

Por eso le digo a Villa La Angostura que, en esta felicidad que hoy siento al compartir con ustedes todo esto, quiero que este ejemplo de actitud de vida, de vida personal, de cada familia de la localidad, se derrame y se traslade a todos los rincones de nuestra querida provincia. Así demostrarán que con fe, responsabilidad, capacidad y coraje no hay empresa ni acción imposible de realizar.

Villa La Angostura lo hizo posible al salir adelante. Estoy seguro que con este temple, sabiduría y profundidad, en la Educación vamos a darles a estos niños, jóvenes y adultos todas las herramientas para vencer las adversidades, tormentas, inclemencias que la vida nos depara a cada uno de nosotros.

A las chicas y chicos (les digo) que tengan en esta vida personal, esa fortaleza, fe, esa fuerza inquebrantable que es la voluntad en cada uno de ustedes para vencer las adversidades, salir adelante, para ser buenos vecinos, buenas personas, buenos ciudadanos y, que la sociedad los encuentre a cada uno de ustedes trabajando por esa libertad, por ustedes mismos y por la justicia, que es la solidaridad construida entre todos.

Villa La Angostura: felicidades por esta inauguración de las clases. Además, es una bendición y una causalidad que hoy estemos celebrando este acto en la Escuela Primaria Nº 186, cuyo nombre es en mapuche y significa en castellano “lugar de niños”. Entonces, que este lugar de niños sea un lugar sagrado, el templo del conocimiento, de la formación, para que cada uno tenga una vida personal de felicidad, amor y de alegría.

Un abrazo para todos.