Crece el patrimonio paleontológico neuquino

Los avisos y denuncias de los vecinos han permitido rescatar numerosos fósiles únicos e irrepetibles de tortugas, cocodrilos y dinosaurios de más de 80 millones de años, ahora preservados y resguardados en el laboratorio de la dirección de Patrimonio Cultural y en diferentes museos de la provincia. Todos están en proceso de estudio para determinar su especie y la relación con otros fósiles rescatados previamente.

De todos los sitios, dos en particular encontrados en las zonas de Senillosa y Lago Mari Menuco, han producido una gran cantidad de fósiles que están permitiendo reconstruir ecosistemas variados y completamente diferentes a los que hoy existen en la Patagonia.

El paleontólogo Flavio Bellardini, informó que “pensando en Darwin, no nos sorprende que estos pequeños hallazgos estén aportando importantes informaciones sobre las formas de vida que poblaron la Patagonia millones de años atrás, y que gracias a éstas se puedan entender un poco más los mecanismos de la evolución biológica”.

Sostuvo que “en un momento en el cual se habla mucho de ecología, cambios climáticos y alteraciones ambientales por intervención humana, analizar y reconstruir los ecosistemas y los ambientes pasados nos ayuda a entender por qué encontramos vestigios de animales que no cambiaron mucho a lo largo de su evolución, como las tortugas y los cocodrilos, y, al mismo tiempo, formas que se extinguieron completamente, como muchos dinosaurios”, agregó.

Hallazgo de fósiles

A quienes encuentren fósiles se les sugiere no correr las piezas del lugar, debido a reconocer el estrato que lo contiene es fundamental para ubicarlo en el tiempo. Perder esta información significa perder todas las informaciones que resguarda.

También se recomienda sacar fotos, ubicar geográficamente el hallazgo (muchos de los actuales celulares incorporan GPS, Google Maps, etc) y contactar al museo más cercano o la dirección de patrimonio Cultural (Dpto. de Paleontología. Teléfono: 299-5101393. paleontología.nqn@gmail.com)

“El libro de Darwin”

Charles Darwin, el naturalista británico que impulsó la teoría de la evolución en el siglo XIX, fue uno de los primeros científicos en remarcar la importancia de la paleontología en el estudio y la reconstrucción de la historia de la vida sobre la tierra.

Sin embargo, el mismo naturalista admitió las limitaciones de esta disciplina, la cual se ocupa del estudio de los restos fosilizados que dejaron varias formas de vida extintas (desde las bacterias, hasta las plantas, o los dinosaurios), afirmando que el registro fósil es lamentablemente muy incompleto. Utilizando una metáfora, Darwin sostuvo que la tarea de los paleontólogos de reconstruir la historia de la vida mediante el registro fósil puede ser comparada con la lectura de un libro al cual faltan numerosas páginas. En estas páginas faltan numerosos renglones. En estos reglones faltan numerosas palabras, y de estas pocas palabras se preservaron solo pocas letras.

Lo que evidencia el mensaje de Darwin es no solamente las limitaciones de la paleontología, también evidencia el valor y la importancia de cada hallazgo, de cada fósil y de cada vestigio de vida pasada.

Utilizando su misma metáfora, la paleontología pone en evidencia el rol fundamental de cada letra preservada dentro del gran libro de la historia de la vida sobre la tierra. “En este sentido –agrega Bellardini- nuestro rol y nuestro aporte a este gran libro, como comunidad y como humanidad, seamos paleontólogos o no, se refleja protegiendo, preservando y valorizando nuestro patrimonio paleontológico”.

El investigador de Patrimonio Cultural provincial indicó que el famoso libro de Darwin “es muy incompleto, pero muy valioso”, por lo que instó a la comunidad a que “sigamos ayudando a llenarlo para que se complete la mayor parte de las palabras. Nuestras denuncias y nuestros hallazgos, que podrían considerarse pequeños, representan en realidad unas letras importantes dentro del gran libro de la historia de la vida sobre la tierra”.